Todos los procesos generan miedo o ansiedad, a lo desconocido, a pensar que puedes fallar o que algo malo puede suceder. Pero la realidad es que la vida está llena da cambios, mismos que son esenciales para que puedas vivir plenamente.
Cuando decides enfrentar estos retos y mirar más allá del miedo, ahí está el verdadero cambio y lo que hay del otro lado puede ser mucho mejor de lo que imaginaste. Claro que también las cosas pueden no salir como esperabas, pero al final del día ¿qué pierdes con intentarlo?
El miedo funciona como una emoción que te protege de todo lo que podría pasarte si intentas hacer algo nuevo o cambiar cosas. Pero en ocasiones, el verdadero daño que causa es que te paraliza.
Evitas a toda costa las cosas que te hacen sentir incómodo, pero no hay crecimiento en el statu quo. Tarde o temprano, esa precaución y esos miedos que impiden que te hagan daño o que te pongan en un aprieto, te estancarán.
En algún momento de tu vida puede ser que te hayas creado ideas de que no puedes hacer ciertas cosas o que no eres lo suficientemente bueno para algo. Entonces, te llenaste de todas estas narrativas que aparecen cuando un momento desafiante se te presenta.
Este tipo de diálogos llenos de autosabotaje pueden convertirse en asesinos de tus sueños y en una profecía autocumplida. Y así inicia un círculo vicioso eterno, que refuerzas siempre que te pasa algo. Siembras semillas de duda, así que empiezas a retroceder y sucumbir a las historias negativas que resuenan en tu cabeza.
Es mucho más fácil pensar que son cosas externas las que conspiran en contra de todo lo que quieres lograr: tus colegas, tu jefe, la “mala” suerte, etcétera. Pero la realidad es que no. Todo depende de ti: a fin de cuentas, ¿de quién es la vida? Solamente tuya.
Hasta que tú tomes responsabilidad de tu propia existencia podrás realmente ver que esto depende de ti. Como dice Jordan Peterson: “La vida sí es sufrimiento, pero tienes que hacer algo al respecto, asume tu responsabilidad y vive tus días con propósito”.
Decide pasar el límite que te impide seguir adelante con tu vida, sé consciente de las cosas que te dan miedo y no dejes que tu mente comience a crear historias que no son ciertas.
Si siempre evitas estar en situaciones que te atemorizan, seguramente dejarás de hacer muchas cosas. Date la oportunidad de hacerlo. Por ejemplo, si te agobian las multitudes o el transporte público en hora pico, puedes intentar adaptarte poco a poco. Puedes ir a un lugar muy concurrido en compañía de alguien a quien tengas mucha confianza para ver cómo te sientes. Si no lo logras a la primera, no pasa nada, el punto es que lo intentes.
Decidir hacer algo al respecto te ayudará a construir autoconfianza. Ese paso quiere decir que eres lo suficientemente capaz como para salir de esa zona de confort que tanto te ata. En la acción es donde puedes poner a prueba tu hipótesis acerca de ti mismo y de tus miedos. Tal vez te des cuenta de que esos temores son irracionales y no deberían existir.
No se trata de que de un día a otro ya no sientas miedo y que todo sea “perfecto”. Es posible que sigas con temor cuando vayas a tomar los siguientes pasos, pero no te juzgues, sé paciente contigo mismo y siempre acepta tus emociones, respétalas y reconoce lo que tienes que hacer para que ya no te inunden.
Las dificultades a menudo preparan a la gente común para un destino extraordinario.
(C. S. Lewis)