Preocuparte es parte normal de la vida. ¿Pero qué pasa cuando escalas esas preocupaciones? Puede ser que te sea aún más difícil salir de ese bucle y entonces pienses lo mismo una y otra vez. Todos en este mundo tienen preocupaciones, no quiere decir que vivas una vida sin preocuparte, sino que no le des poder a esos pensamientos y que elijas qué cosas si son importantes como para preocuparte y cuáles no tanto.
Como alguien que suele preocuparse mucho, te puedo decir que en ocasiones eso te desgasta y en ocasiones te genera más problemas. Así que, si comienzas a darte cuenta de que tus preocupaciones te estresan más de lo necesario, pregúntate lo siguiente: ¿Cuántas de las cosas que temía que me pasaran en la vida realmente pasaron? Es probable que sean muy pocas.
Las preocupaciones excesivas son, en ocasiones, monstruos creados por tu propia mente. Sí, es posible que alguna situación te haya provocado preocuparte de más o tener la mente más alerta, pero ello no significa que todo en esta vida sea así.
Es muy fácil caer en miedos que no tienen claridad cuando no logras tener un panorama claro de lo que pasa en tu mente. En este caso, puedes hacerte la siguiente pregunta: ¿Qué es lo peor que podría pasar? Es muy común que eso “peor” no sea tan drástico como tú lo imaginas.
Tratar de adivinar lo que alguien más piensa puede resultar en algo realmente desastroso. Es posible que te imagines cosas mucho más exageradas de las que realmente existen. Si estás en una relación o incluso con la gente del trabajo, lo mejor que puedes hacer es siempre preguntar antes de asumir. Hablar claramente y tener un canal de comunicación abierto y con respeto es lo mejor.
Esto puede ser cuando tienes hambre o estás a punto de dormir. Es común que en estas situaciones exageres mucho más las cosas. Ponte a pensar cuántas veces se te ha ido el sueño por esos pensamientos recurrentes que no te dejan en paz. Mejor aprieta el botón de pausa en ese momento y ve a dormir u opta por una meditación para dormir mejor.
Pocas cosas funcionan tan bien y de manera tan consistente como hacer ejercicio para liberar las tensiones internas y dejar de concentrarte en tus preocupaciones.
Esto es, sin duda, una de las mejores cosas que puedes hacer cuando sientes que la preocupación te invade. Elige compartirlo con alguien de confianza. Te podrás dar cuenta que si lo ves desde otra perspectiva comprenderás que esa preocupación no es tan grande como te la imaginas.