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Las palabras tienen un efecto poderoso en todo lo que posee vida

Febrero 21, 2019

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¿Qué vas a aprender con esta nota?

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  • Cómo afectan las palabras positivas y negativas a la naturaleza

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  • Por qué es importante pensar bien antes de hablar

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Durante los últimos años han cobrado una gran relevancia los temas relacionados con la neurolingüística, la ley de la atracción y el poder de las actitudes, palabras y gestos en el día a día. 

 

En este escenario, son numerosas las voces que afirman que la palabra tiene un poder grande y profundo, tanto para bien como para mal, según se trate de palabras o expresiones positivas o negativas.

 

El efecto de las palabras en el agua y el arroz

Sobre este asunto, el doctor Masaru Emoto, un profesional en Relaciones Internaciones y empresario japonés, realizó experimentos e investigaciones entre 2006 y 2008, con los que buscaba demostrar el poder positivo y negativo de las palabras en la naturaleza.

 

Su primer experimento fue con el agua, en el que buscaba analizar los efectos de las palabras en la formación de cristales de hielo. Para llevarlo a cabo, colocó un poco del líquido en cajas de Petri. 

 

A una parte de las cajas con las muestras les dedicó palabras positivas, de gratitud y amor; por el contrario, a otra parte les dijo palabras y frases negativas, de odio y desprecio. 

 

Después de un tiempo, puso a congelar las cajas con el agua y una vez que el líquido se solidificó, examinó cada muestra bajo el microscopio, y los resultados fueron sorprendentes.

 

El agua congelada que había estado expuesta a los mensajes positivos mostraba patrones simétricos casi perfectos, mientras que el agua bombardeada con insultos se congeló de manera muy desordenada y mostró patrones sin armonía alguna.

 

Después de esto, Emoto decidió hacer una serie de experimentos con recipientes llenos de arroz cocido. Al primero de ellos le colocó un mensaje positivo y le decía frases con esta misma carga energética. Al segundo le tocó recibir las frases negativas y el tercero fue el recipiente de control, que no recibiría ningún tipo de trato, para compararlo con los otros dos.

 

Durante 1 mes, cada día el científico dedicó las palabras correspondientes a cada recipiente. Al término de ese período, el arroz al que no le dedicó ningún tipo de emoción siguió su proceso normal de descomposición. 

 

El arroz que fue tratado con odio se llenó de hongos, se puso negro y olía muy mal. Finalmente, el que recibió amor se fermentó, pero despedía un aroma agridulce que no resultaba molesto ni desagradable. 

 

El efecto de las palabras en las plantas

Más recientemente, en 2018, la multinacional IKEA llevó a cabo una iniciativa con el fin de crear conciencia acerca del bullying y la forma en que éste puede afectar a las personas que son víctimas del mismo.

 

La campaña, llamada “Acosa a una planta”, consistía en un experimento en el que se colocaron dos plantas en una escuela, donde se le pidió a miles de estudiantes que grabaran una serie de mensajes.

 

La mitad de dichos mensajes contenía palabras positivas y afectuosas, con las que se destacaban las virtudes de una de las plantas. El resto eran mensajes muy negativos y consistían en palabras de odio hacia la otra planta. 

 

Cada grabación fue reproducida constantemente junto a cada una de las plantas, durante 30 días, de modo que una recibió palabras positivas constantemente y la otra fue agredida todo ese tiempo. Ambas estuvieron plantadas en el mismo tipo de tierra y recibieron la misma cantidad de luz y agua, para que estos elementos no afectaran los resultados.

 

Una vez que concluyó el plazo del experimento, la planta que sólo había recibido cumplidos se encontraba en perfecto estado, mientras que la que había sido víctima del acoso y las palabras negativas se marchitaba poco a poco, y a pesar de haber recibido agua suficiente, sus hojas se veían caídas y secas.

 

Así, los estudiantes de esa escuela y todas aquellas personas a las que llegó esta campaña pudieron ver el efecto negativo del maltrato, de la crítica y del acoso verbal.

 

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Sé consciente del poder que tienen tus palabras

Si las palabras han mostrado tener un efecto tan poderoso en elementos inanimados como el agua y el arroz, y en seres vivos como las plantas, imagínate el poder que tienen cuando se las diriges a un animal y, especialmente, a una persona que tiene toda la capacidad de comprender el significado y la intención de lo que se le dice.

 

Por esta razón, es muy importante que siempre seas consciente de lo que dices y cómo lo dices. Porque las palabras pueden cambiar los estados de ánimo de las personas, hacerlas sentir seguras o inseguras y afectar sus emociones, actitudes y comportamientos tanto a corto como a largo plazo. 

 

Así que siempre piensa antes de hablar y pregúntate si lo que vas a decir es algo constructivo, si la persona que recibirá tus palabras obtendrá algo benéfico de ellas. De no ser así, si lo que piensas externar verbalmente puede generar efectos negativos en tu interlocutor, lo mejor es que guardes silencio.

 

Esto aplica en especial si tienes hijos, porque su conciencia y su autoestima están en formación, están en una etapa en la que todo lo absorben con mayor facilidad, de modo que lo que les digas se les quedará grabado y afectará su desarrollo y sus relaciones futuras. 

 

Lo mejor es que reconozcas continuamente sus fortalezas, que les hagas saber que los quieres y que te enorgulleces de ellos. Y también que les hagas ver sus errores o debilidades con tacto, respeto, sutileza y, sobre todo, con amor.

 

Pero no sólo debes tener cuidado con las palabras que le diriges a los demás, sino también con las que te dices a ti mismo. Muchas veces puedes ser tu peor juez y eso debe cambiar, porque todo lo negativo que te dices se queda en tu inconsciente y afecta tus emociones y bienestar.

 

Empieza a ser más compasivo y amable contigo mismo. Reconoce tus puntos positivos, halágate y felicítate por ellos, y en vez de criticarte por lo que consideras tus defectos, empieza a decirte cosas lindas cuando te mires al espejo. Seguro notarás un cambio cuando te quieras más y te trates mejor.

 

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Con información de Masaru Emoto e IKEA

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