Puedes tomar suplementos de aceite de pescado o de cúrcuma, invertir en un curso de idiomas, armar rompecabezas, resolver crucigramas o hacer ejercicio un par de horas cada semana. Hay incontables métodos para (supuestamente) mejorar tu memoria y funcionamiento cognitivo. Se espera que para el año 2022 la industria del entrenamiento y evaluación del cerebro alcance los 8 mil millones de dólares, según un importante estudio de mercado. Pero la manera más económica, fácil y más probada para agudizar tu cerebro está justo frente a ti. Se llama lectura.
Leer, una actividad tan común, puede mejorar tu cerebro de muchas maneras. El impacto más básico ocurre en la corteza temporal izquierda, área del cerebro asociada con la recepción del lenguaje. El procesamiento del material escrito, desde las letras hasta las palabras, desde las oraciones hasta las historias, pone a las neuronas a trabajar para transmitir toda esa información. Eso también sucede cuando procesas el lenguaje hablado, pero la naturaleza de la lectura alienta al cerebro a trabajar más y mejor. "Por lo general, cuando lees, tienes más tiempo para pensar", dice Maryanne Wolf, directora del Centro de Dislexia, Estudiantes Diversos y Justicia Social de la UCLA. “Leer te permite pausar para la comprensión y la introspección. En general, con el lenguaje oral, cuando ves una película o escuchas una conversación, no tienes oportunidad de detenerte".
Los beneficios de la lectura se extienden mucho después de dejar un libro. En un estudio en la Universidad de Emory se encontró que algunos de esos beneficios persistieron durante 5 días. "Llamamos a eso una actividad en la sombra, casi como un recuerdo muscular", dice Gregory Berns, director del Centro de Neuropolítica de Emory. De hecho, leer una determinada fuente (tipo de letra) puede mejorar tu memoria y de esta manera es como recuerdas lo que lees de un libro.
Al leer, no sólo la parte encargada del lenguaje en el cerebro se ejercita; la lectura también tiene un impacto en el surco central, región responsable de la actividad motora. Cuando se trata de una actividad física tus neuronas se ejercitan, y con la lectura ocurre algo muy similar. Así que cuantas más partes de tu cerebro entrenen, mejor será para tu rendimiento cognitivo general.
Para quienes sufren dislexia o se consideran malos lectores y creen que no podrán disfrutar de estos beneficios, cabe mencionar que un libro también puede ayudar a solucionar este problema. Científicos de la Universidad Carnegie Mellon estudiaron a niños de 8 a 10 años que eran lectores por debajo del promedio. 100 horas de clases correctivas de lectura mejoraron significativamente la calidad de la materia blanca de sus cerebros, el tejido que transporta señales entre áreas de materia gris, donde se procesa la información. La conclusión de los investigadores es que los cerebros de estos niños comenzaron a reconectarse de manera que pudieran beneficiar a todo el cerebro, no sólo a la corteza temporal centrada en la lectura.
La capacidad de leer atentamente es algo que necesita ejercitarse. En su nuevo libro Reader, Come Home, Wolf comparte que encontró un buen ejercicio para concentrarse en la palabra escrita, y esto es fuera de las pantallas: "Desafortunadamente, esta forma de lectura rara vez es continua, sostenida o concentrada". Entonces, es hora de que saques alguno de los libros que tienes lleno de polvo en el librero o te regales un libro nuevo que te hará mucho más que fantasear a través de sus letras, ¡que lo disfrutes!