Todos en este mundo sufren de estrés de alguna u otra forma. En estos días es mucho más común con la vida tan acelerada que hay, pero solamente tú puedes decidir si se vuelve tu peor enemigo o si lo utilizas como algo para superarte y ser mejor.
El estrés es eso que ocurre en tu cerebro y cuerpo, tus emociones y tus pensamientos. Diversos estudios han encontrado que cuando entiendes que las respuestas de tu cuerpo al estrés están diseñadas para ayudarte a confrontar la vida con la energía y el valor que necesitas para enfrentarte a lo que está en juego, el estrés puede tener muchos resultados positivos para ti.
De acuerdo con la doctora Kelly McGonigal, puedes cambiar estas tres cosas sobre cómo ves el estrés para que puedas tener una respuesta mucho más equilibrada y no te sientas peor.
Cuando notes sentimientos y síntomas físicos de estrés -el estómago revuelto, o el corazón que late más rápido- en lugar de decirte que esto es una señal de que no puedes manejar las cosas, recuerda que es porque algo es importante para ti y tu cuerpo se eleva ante el desafío.
Cuando ves la respuesta de tu cuerpo como una señal de que algo te importa, puede que se te quite la obsesión de tratar de controlar los síntomas y estarás mucho más enfocado en lo que realmente es relevante.
Reconoce tus diferentes respuestas al estrés y trata de expandir tu repertorio al tomarte un momento para preguntarte qué sería lo más útil en esta situación. ¿Necesitas huir, luchar, congelarte, o aceptar el desafío y aprovechar la energía del estrés para alimentar tu propósito? ¿Necesitas averiguar cómo puedes aprender y crecer?
De forma regular, reflexiona acerca de las personas y todo lo que contribuye a tu bienestar y tus habilidades. La gratitud hace que el estrés sirva como un catalizador para quererte conectar con los demás y ayudarles. Asimismo, te dará valentía y una mentalidad de interdependencia.