La vida en sí es difícil. Nada te llega de manera fácil si no trabajas para lograrlo, los problemas vienen y van; las incógnitas, los titubeos, todo eso forma parte de vivir. Algunas personas parecen enfrentar estos problemas con mayor gracia, mientras que para otras puede ser todo un reto. Incluso hay algunas que se dejan derribar por estos vientos fuertes llamados problemas.
Cuando decides abrazar esas dificultades como parte de la vida, te das cuenta de que todo siempre es una lección. Sólo de ti depende si decides tomarla o hacerla a un lado.
Sí, es algo que escuchas una y otra vez: la importancia del ahora. Puede ser difícil cuando estás preocupado por qué pasará mañana o en 1 mes. Solamente pregúntate: ¿realmente vale la pena pasar tu tiempo con estos pensamientos?, ¿no sería mejor ver qué tienes hoy enfrente de ti y agradecer por cada mínima cosa?
Decide mirar la vida desde otra perspectiva, valorar lo que tienes y a quienes tienes a tu lado. Sí, ten un plan de vida, una meta, un objetivo, pero nunca subestimes en dónde te encuentras hoy.
No se trata de pasar la vida siempre en positivo. Es algo irreal, ilógico e incluso dañino. Reconoce todo lo que sientes, platica con alguien si lo necesitas y recuerda que todo pasa.
Si suprimes tus emociones lo único que harás es acumular y acumular, y eso en algún punto va a explotar. Habla, comunícate, no te cierres y sé auténtico.
Cuando los problemas llegan, lo único que quieres hacer es esconderte. Sin embargo, si reconoces que tal vez llegaron para enseñarte algo, puedes realmente crecer como persona. Superar cualquier cosa te convertirá en alguien más fuerte y resiliente para enfrentar la vida.
Cuántas veces has dicho "¿Por qué a mí?". ¿Qué pasaría si mejor te preguntas: "¿Qué me quiere enseñar esto?". Reflexiona un momento, no caigas en el papel de víctima y mantén tu espíritu fuerte.
La vida no se hace más fácil o más indulgente, nos hacemos más fuertes y más resistentes.
(Steve Maraboli)
Foto de portada: MIchele Guan / Unsplash