Si algo común en tu día a día es que se te olvide dónde dejaste las llaves, a qué ibas a la cocina, los nombres de las personas o lo que tenías que comprar en el súper, puede que tu memoria necesite un poco de ejercicio para activarse y dejar de tener esos olvidos.

El olvido, más que una pérdida de información almacenada en el cerebro, es una incapacidad de acceso a los recuerdos, es decir, la información está ahí, en alguna parte de tu mente, pero tus conexiones neuronales no logran dar con ella.

Los recuerdos y la información no se almacenan en una única neurona o en una o pocas sinapsis, sino en múltiples neuronas y sinapsis que pueden estar ampliamente distribuidas en el cerebro.

Por lo tanto, para mantener una memoria sana, capaz de hurgar entre el cúmulo de información almacenada y dar con aquello que necesitas en cada momento, es necesario mantener activas las conexiones neuronales, y para lograrlo se debe estar en constante aprendizaje.

Esto se debe a que, cuando aprendes algo, en las neuronas del cerebro surgen brotes llamados espinas dendríticas, que sirven para formar conexiones o sinapsis con otras neuronas y formar los circuitos nerviosos que albergan los recuerdos.

Es decir que estas nuevas conexiones entre las neuronas que albergan el conocimiento se fortalecen y estabilizan, pero también puede ser que desaparezcan muchas de las ya existentes.

¿Cómo estimular la memoria?

Lo más importante es entender que el aprendizaje y la memoria son dos procesos estrechamente ligados, en los que además participan otros procesos cerebrales, como la percepción sensorial, las motivaciones, las emociones o el lenguaje.

Así, hay una serie de procedimientos que ayudan a mejorar la memoria y mantenerla en buen estado a pesar del paso de los años.

Leer activa la memoria

La lectura es la actividad intelectual que mayor potencia tiene sobre las capacidades mentales, ya que al hacerlo se requiere poner en juego un importante número de procesos mentales, entre los que destacan la percepción, la memoria y el razonamiento. El libro es como un gimnasio para la mente y la mantiene activa y saludable a través del tiempo.

Practica deporte y actividades físicas

La actividad física no sólo mejora tu salud y apariencia externa sino que actúa directamente en el cerebro y las neuronas al incrementar la segregación de sustancias neurotróficas que propician la plasticidad sináptica, la neurogénesis y la vascularización del cerebro. Es decir, actúa como un desengrasante del cerebro para mantenerlo con un óptimo funcionamiento.

Nunca dejes de hacer actividades intelectuales

No importa que ya no vayas a la escuela, siempre puedes aprender algo nuevo o poner en práctica hábitos como la lectura, la escritura, la resolución de crucigramas, acertijos, rompecabezas, sudokus o cualquier otra actividad que estimule el cerebro. Todo eso sirve para fortalecer la memoria y prepararla para mantenerse lúcida durante la vejez.

Llevar un diario te puede ayudar tanto a practicar la escritura como a tener un registro de las cosas que son importantes para ti a lo largo de cada día, y así podrás leerlo cuantas veces quieras y mantener frescos en tu memoria esos recuerdos que no quieres perder.

Aprende otro idioma

El aprendizaje de una lengua extranjera otorga importantes ventajas a la hora de aprender y formar memorias consistentes. Además, ayuda a tener mayor capacidad de cognición ejecutiva, es decir, de ejecución mental, y también protege la mente contra la neurodegeneración en la vejez.

Practica el recuerdo de lo aprendido

Cuando aprendes algo nuevo es importante que lo lleves a la práctica y lo apliques cada vez que sea posible, así el aprendizaje se afianzará en tu cerebro y la misma práctica puede llevarte a descubrir nuevos aspectos de ese aprendizaje.

Haz preguntas sobre lo que aprendes

Para recordar algo a través del tiempo no basta con memorizarlo y repetirlo tal cual, sino que hay que comprenderlo y analizarlo; para ello, es útil hacer y responder preguntas al respecto. Lo que se obtiene así es memoria a largo plazo y esto funciona mucho mejor que repetir las cosas en forma casi inconsciente. 

Determina la mejor hora del día para aprender

Los ciclos circadianos son de vital importancia. Para determinarlos, basta con poner atención a en qué hora del día te sientes más despierto y con mayor capacidad de atención y actividad. Recuerda que aunque la mayoría de las actividades de aprendizaje (como las escuelas y cursos) están pensadas para horarios matutinos, hay muchas personas que se sienten más activas y despiertas por la tarde o la noche. ¿Cuál es el mejor horario para ti?