Dejar las cosas para “al ratito” o para mañana le pasa a todos. La procrastinación se ha convertido en uno de los grandes males de la sociedad debido a todos los estímulos que tenemos en el día a día; las redes sociales, el celular, el ir y venir. Parece casi imposible poder concentrarse en algo; sin embargo, todo recae en ti y la decisión final siempre será tuya.
Pero, ¿qué es la procrastinación? La palabra significa postergar las cosas. La realidad es que, si esto es algo que se ha convertido en tu rutina, tu cerebro ya se acostumbró a ello. Recuerda que tanto lo positivo como lo negativo se convierten en hábitos. Tu cerebro se cablea como tú quieras, debido a la neuroplasticidad. Esencialmente, tú puedes moldear a tu cerebro como elijas.
Si la procrastinación se ha convertido en un problema en tu trabajo y tu vida diaria, las siguientes recomendaciones te pueden ayudar a librarte de ella.
La decisión de procrastinar se debe, en gran medida, a que inconscientemente encuentras muy abrumadora la tarea que debes realizar, así que la postergas.
Para solucionar esto, lo que debes hacer es seccionar lo que tienes que hacer en pequeños pasos, incluso puedes crear una lista con ellos para marcarlos a medida que los termines. Entre más específico seas, mucho mejor; de esta manera, podrás hacer las cosas de forma más relajada y enfocada.
Los diferentes entornos tienen un impacto diferente en tu productividad. Mira tu escritorio de trabajo y la habitación en la que realizas tus labores (ya sea la oficina o tu espacio de trabajo en casa). ¿Te dan ganas de trabajar o es más tentadora la idea de jugar, ver las redes sociales o acurrucarte y dormir? Si se trata de esto último, deberías considerar la posibilidad de cambiar tu espacio de trabajo.
Tener sólo una fecha límite para tu trabajo es una invitación a postergarlo. Esto se debe a que te da la impresión que tienes tiempo, pero cuando miras las fechas, ya se te vino el tiempo encima y no hiciste nada.
Así que no importa si en tu trabajo te dicen que necesitas entregar algo tal día. Tú pon tu propia fecha límite, claro, mucho antes del día en que se te pidió el trabajo.
Seguramente, si pasas más tiempo con personas proactivas, te darán las mismas ganas de hacer las cosas que a ellos. Identifica a estas personas en tu trabajo o entre tus amistades y pasa más tiempo a su alrededor. De esta manera, todos se podrán contagiar con las ganas de hacer cosas.
Básicamente, todo se reduce a esto. Si tú no decides tomar acción respecto de los pendientes, siempre estarán ahí a la espera. Solamente tú y nadie más puede decidir entre ser una mejor persona o seguir los mismos hábitos que te destruyen.