En México, se calcula que 15 de cada 100 habitantes sufre depresión, aunque en realidad la cifra podría ser mayor, porque muchas personas jamás han sido diagnosticadas y viven hasta 15 años sin saber que la padecen.
Este tipo de enfermedades mentales no respeta condición social ni edad y existen factores que aumentan el riesgo de padecerla, como la violencia, las carencias económicas, la soledad, los problemas familiares y, a nivel físico, las depresiones endógenas, relacionadas con la falta de ciertos neurotransmisores.
Mantener una relación con alguien que padece depresión puede ser complicado, ya que les ocasiona baja motivación y baja autoestima, les quita las ganas de vivir, les impide disfrutar de las cosas que antes les gustaban, entre varias complicaciones más.
Además, esa condición puede afectar todos los aspectos de la relación, pues la persona deprimida a menudo siente una falta de motivación y energía, y luego se siente culpable por no responder adecuadamente a su pareja en las actividades y actitudes propias de una relación.
Hay investigaciones que indican, por ejemplo, que la depresión puede causar disminución de la libido e insatisfacción sexual, además de dificultar otras tareas cotidianas. Y con una pareja deprimida la otra persona puede no saber qué hacer, cómo manejar la situación o cómo ayudar a la persona que ama.
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Como pareja, ¿cómo puedes apoyar y amar a alguien con depresión sin absorber sus emociones ni problemas y sin asumir el papel de su terapeuta? Las siguientes recomendaciones te pueden ayudar.
Lo más importante es que ambos miembros de la pareja acepten la situación y reconozcan que la depresión de uno de ellos es un problema que afecta la dinámica de su relación. Sólo con la aceptación de ambos pueden empezar a apoyarse y trabajar juntos para superar los obstáculos que surjan de esto.
Si bien puedes dar apoyo, empatía y comprensión, debes tener muy claro que no está en tus manos hacer que tu pareja salga de su depresión. También es importante reconocer que tú no eres responsable de cómo se siente tu pareja y que su depresión no es un reflejo de ti ni de su relación, así que mantén los límites entre tú y lo que esa persona siente, evita absorber lo negativo que hay en su enfermedad, no te dejes envolver en ello y mejor busca la manera de contagiarle lo bueno que hay en ti.
Puedes hacerle saber que cuenta contigo y animarle a buscar ayuda profesional si aún no lo hace, acompañarle a sus consultas, apoyarle en sus terapias, animarle a hacer juntos algo que los dos disfrutan, o simplemente quedarte a su lado, escuchar y acompañar, etcétera, pero sin ejercer presión y sin sentirte mal por no “hacer más”.
Aunque sea difícil, trata de ponerte en sus zapatos y comprende que a veces de verdad no va a tener ganas de hacer nada, quizá ni siquiera de verte. Haz un esfuerzo por no culpar, juzgar ni recriminar; procura tener empatía y comprender que así como a veces tiene días muy buenos, también hay otros muy malos.
Decirle a alguien que “se mantenga positivo" o “le eche ganas” simplemente no es efectivo. De hecho, es todo lo contrario, pues puede hacer que la persona deprimida se sienta peor, débil y avergonzada por estar triste o sin ánimos.
Además, evita decir frases que anulan el sentir de quienes sufren depresión, como “no es para tanto”, “hay quienes la pasan peor”, “no deberías estar triste / llorar / sentirte mal”, etcétera.
Preguntar siempre es mejor que quedarse con dudas o hacer suposiciones. Por eso, es importante no tener miedo de hacer preguntas difíciles.
Existe la idea errónea de que si le preguntas a alguien cosas como si ha pensado en hacerse daño o si ha tenido ideas suicidas podrías poner la idea en su cabeza o impulsarlo a hacerlo, pero según los expertos, eso no es cierto. Muchas veces, el hecho de que se les pregunte ese tipo de cosas causa un gran alivio a una persona que ha pensado en ello y te puede ayudar a manejar mejor la situación, así como a darle ánimos para buscar ayuda o ir a terapia.
También puedes preguntar si ha comido bien, si se siente desesperanzado o si ha descuidado algún aspecto de su bienestar; y eso, además de ayudarte a saber cómo se encuentra tu pareja, le hará saber y sentir que te mantienes al pendiente y que te importa su bienestar.
No se puede sacar agua de un pozo vacío, así que para poder ayudar a tu pareja y darle el apoyo que necesita, lo primero que debes hacer es cuidar de ti, no dejarte a un lado por atender sus necesidades.
Cuando te cuidas, estás y te sientes bien, puedes ser más paciente y compasivo con tu pareja. Si tú estás bien puedes brindarle más apoyo, darle confianza, seguridad y ánimos; pero si no cuidas de ti, con el tiempo ambos podrían acabar por hundirse más.
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