La fecha se acerca y en muchos lugares ya se siente la emoción por la Navidad. Hay algo de la ilusión infantil sobre esa noche que conservamos para siempre. Seamos honestos: al que no le encante recibir una sorpresa increíble envuelta con cariño, que lance la primera piedra.
Pero lo cierto es que con frecuencia nos enfocamos tanto en los detalles materiales que hasta se pierde el sentido a la hora de adquirirlos y aquello se convierte en un maratón de encontrar guantes, suéteres, libros o lo que sea que pueda lucir apetecible bajo el árbol. Está bien, es una tradición… a la que este año te propongo darle un toque especial que será un regalo no sólo para los demás sino también para ti.
Porque con cada obsequio tu corazón recibirá también una energía hermosa e irremplazable. Sí, ya sé que suena súper cursi. ¡Pero es real! Hablo de encontrar en la gratitud y el perdón dos conceptos clave para regalar en esta temporada. No te preocupes, no tiene que ser en lugar de los regalos grandes y que se desenvuelven. Es su complemento.
La dinámica es sencilla: enlista a todas las personas a quienes por alguna razón te gustaría darles las gracias en esta temporada por eso que hicieron que te ayudó a ser o estar mejor. Tal vez hasta fue sin querer o incluso como parte de un proceso o momento difícil que hayas vivido. Lo complicado también se agradece ya que nos permite evolucionar.
Haz lo mismo con los que ameriten una disculpa. En el día a día,a veces herimos, juzgamos, bloqueamos. A pesar de que no haya dolo en esas pequeñas acciones, importan. Si detectas un patrón que te gustaría despedir, hazlo desde el perdón.
Puedes dar las gracias y pedir perdón mediante un mensaje, una carta, una llamada telefónica, o en persona si existe la posibilidad y deseas hacerlo así. Expresarse es liberador, una catarsis que produce un gran bienestar interior en ti por haberte atrevido y en tu destinatario. Es maravilloso saber que ayudaste a alguien y también ser considerado para una disculpa desde el corazón.
Otra opción, si no puedes o quieres hablarlo o hacerlo saber a su destinatario, es simplemente soltar esos sentimientos hacia quienes los recibirán. Funciona practicarlo desde una meditación en la que los visualices.
NAMASTE