Todos queremos viajar mucho, encontrar el amor y tener abundancia en el año que está por iniciar. Estamos decididos a lograrlo y por eso… ¡vamos a dar la vuelta a la manzana, usar ropa interior roja y comer doce uvas! Suena como broma, pero esos rituales podrían ser más efectivos de lo que crees.
Una investigación realizada por científicos conductistas, una corriente de la psicología que estudia el comportamiento observable, señala que los rituales son efectivos para aliviar la ansiedad, curar el duelo y generar sensación de control sobre lo impredecible, como un año a punto de iniciar.
El equipo de psicólogos de la Universidad de Harvard encontró un elemento clave que hace la diferencia entre un ritual que funciona y uno que no consigue aportar a su objetivo: la intención.
Cuando ese decreto del corazón se conecta con la convicción, hablamos de una combinación poderosa que puede transformar o moldear la realidad. Es por eso que entre los hallazgos reportados en la revista Scientific American destaca que cuando se trata de rituales relacionados con aspectos emocionales o decisiones personales, los rituales sí funcionan.
Supongo que te estarás preguntando cuáles no entonces. La respuesta es todos aquellos que buscan alterar eventos o fenómenos que no dependen de la actividad humana, por ejemplo, un baile para que llueva. Tampoco los que se hacen inercialmente, desde la creencia de que “la magia” operará sola.
En términos muy sencillos: si yo quiero encontrar el amor, me pongo ropa roja como una señal para llamarlo y ese simple ritual detona una serie de ajustes en mi pensamiento y comportamiento. Desde definir qué clase de amor hasta asistir a los sitios correctos y rechazar lo que no coincide con mis aspiraciones para dejar el camino libre a lo que busco.
Incluso con la ciencia involucrada, todo nos lleva de regreso a la conciencia, ya que desde la claridad de qué y cómo lo quieres, las decisiones se vuelven asertivas y la realidad se alinea a los deseos.