La nutrición ha evolucionado de forma que los estudios que sustentan sus hallazgos son cada vez más amplios y contemplan más aspectos que rodean a las personas, por ejemplo, los genomas y los contextos culturales de cada quien. La Dra. Nimbe Torres y Torres impartió una conferencia durante la celebración del Día Mundial de la Salud Digestiva que se realizó en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, en la cual tomó en consideración este último factor para hablar sobre la interesante relación que mantiene la dieta mexicana con la composición de nuestra microbiota. Aquí te contamos más.
Para empezar, recordemos que cada microbiota es distinta y que, de hecho, fungen como una especie de huella digital, pues no es igual en ningún ser humano. No obstante, la composición de nuestra microbiota puede alterarse por diversos factores como nuestra alimentación, la edad, el nacimiento, el medio ambiente, la genética, entre otros.
¿La buena noticia? La dieta de los mexicanos puede alterar la composición de su microbiota para bien. Esto se debe a que una dieta con ingredientes básicos de la comida mexicana como son jitomate, maíz, frijol, calabaza, chía, nopal, chocolate, hongos, agave, chile, amaranto y vainilla son una excelente fuente de fibra, antioxidantes, omega 3, proteína y prebióticos (hidratos de carbono no digeribles que alimentan a las bacterias beneficiosas de nuestro organismo). ¿Qué características de los alimentos mexicanos los vuelven un importante elemento de nuestra salud? Nombremos un ejemplo: el caso de los antioxidantes del café, la vainilla de Papantla, el nopal (más antioxidante que algunos frutos rojos), el cacao de Chiapas (que ha demostrado tener una mayor actividad antioxidante que algunos chocolates alemanes o suizos), entre otros, cuyo valor nutricio puede aportar grandes beneficios en nuestra salud.
Por otro lado, durante un estudio realizado en un laboratorio se descubrió que el consumo de una dieta tradicional mexicana disminuye considerablemente la síntesis de ácidos grasos, lo cual mejora la salud del hígado y del cuerpo en general. También se confirmó que la dieta básica mexicana mejora la función cognitiva pues cuando el animal de prueba consumió una dieta alta en grasas saturadas perdía memoria, mientras que al alimentarse con ingredientes mexicanos, consiguió comprender mejor y más rápido el espacio donde habitaba.
Todos estos alimentos, que fueron una importante aportación para la cocina de todo el mundo, son componentes básicos de la dieta mexicana desde los tiempos prehispánicos. Los invitamos a preservar este invaluable elemento de nuestra cultura. Es por nuestra identidad y también por nuestra salud.