Si hablamos de resaca o cruda, existen dos tipos de personas: las que insisten en “sudarla” o las que prefieren vomitarla hasta “exterminarla”.
Aunque podríamos pensar que querer sudarla es una manera entusiasta de deshacerse de la cruda, resulta que todo ese esfuerzo extra que hacemos para aguantar el dolor de cabeza y el malestar mientras nos ejercitamos es una pérdida total de tiempo.
Nuestro rendimiento después de beber será bastante decepcionante. Esta es la explicación: el alcohol hace que nuestros riñones produzcan más orina, causando deshidratación, la cual se verá todavía más afectada por el ejercicio, y esto en consecuencia lleva a un muy pobre nivel de desempeño, asegura una investigación de Alcohol Concern en Reino Unido. Suena lógico, ¿no?
Pero no sólo es nuestro rendimiento el que se ve afectado. Nuestros cuerpos sólo son capaces de quemar una unidad de alcohol por hora, así que según lo fuerte que haya sido la fiesta aún podríamos estar bajo la influencia del alcohol al día siguiente, lo cual no nos hace aptos (por bienestar de uno mismo y de los demás) para hacer ejercicio. Nuestra coordinación puede verse afectada, y lo que es más grave: podemos no estar totalmente conscientes de cuáles son nuestros límites y sobrepasarnos. Por ejemplo: cargar peso de más si levantas pesas y lesionarte o dejar caer las pesas sobre ti o alguien más; o bien, correr más rápido de lo que eres capaz y colapsar. En realidad puede ser muy grave, y ejercitarnos estando crudos puede ponernos fuera de circulación por mucho más tiempo que el día perdido por convalecer por resaca.
Por si fuera poco, ejercitarnos tampoco va a ayudar a recuperarnos más rápidamente de la resaca. Nuestros riñones trabajan al mismo ritmo, y el sudor que transpiran nuestros porros es solamente agua que perdemos de nuestro cuerpo.
¿Qué hay que hacer? Simple y sencillo: descansar y tomar mucha agua. No hay magia en esto. Lo sentimos.
Ayuda compartiéndole este texto a ese amigo tuyo que asegura que el ejercicio es la solución a la cruda.
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