Te levantas en la mañana, te ves en el espejo, miras tu pancita y juras que hoy mismo empiezas la dieta. Pero eso de ir a consulta no es lo tuyo, así que decides acudir a los expertos en belleza y salud: tu vecina y tus amigas.

Acto seguido empiezas la dieta más rigurosa posible porque quieres bajar esos kilos en 3 días y verte perfecta para el próximo fin de semana. Día 1: vives a base de lechuga y apio, totalmente segura de tu fuerza de voluntad. Para las 5pm ya estás medio alucinada y para las 8pm quieres ahorcar a alguien de tan irritable que estás.

Al siguiente día aumentas un par de manzanas y un licuado para no morir ni matar a nadie. Tercer día, estás desfalleciendo. Resultado final: abandonas la dieta al quinto día; te abalanzas. Para el domingo estás con el bote de palomitas en la mano, el fracaso en la cara y una terrible culpa que te lleva directo al bote de helado y a la resignación.

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El riesgo de llevar una dieta sin supervisión tiene muchas consecuencias:

–La primera es el fracaso inminente, la sensación de no ser capaz de lograr tus metas y, por consiguiente, tirar la toalla comiendo el doble de lo que comerías normalmente. Esto puede parecer muy simple pero no lo es, porque en realidad terminas con más kilos de los que empezaste, lo que nos lleva al ciclo de dietas “milagro” y rebotes de peso.

–La segunda consecuencia de hacer una dieta sin asesoría profesional es el riesgo de desarrollar una deficiencia nutricional o un daño a la salud, o ambos. La posibilidad de desarrollar anemia, deficiencia de vitaminas esenciales y desnutrición no es un juego. No es nada chistoso que se te caiga el cabello, se te reseque la piel o se te rompan las uñas por culpa de la mala calidad de tu alimentación. Pero más allá de eso, un daño en riñones o hígado por una dieta mal llevada pueden ser temas de mayor gravedad a los que no quieres llegar.

La famosa dieta que promete milagros sin esfuerzo puede ser tentadora, pero no te conviene si quieres lograr una meta de peso saludable sin morir en el intento. Mejor pide asesoría profesional cuando todavía estás a tiempo.

Con información de: Fundación APTA