El tofu es sumamente versátil que toma el sabor de aquellos ingredientes con los que se cocina, de tal manera que en oriente, de donde es originario, ha sido parte de  todo tipo de platillos, incluyendo ensaladas, guisados, sopas y postres. Este alimento se hace a partir de los granos de soya, agua y un elemento coagulante y su invención  se atribuye al príncipe chino Liu An.  Por lo cual no debe sorprendernos que los caracteres chinos que lo representan son aquellos  que significan “frijol” y “cuajado”.  

 Posteriormente la técnica para prepararlo se difundió en Japón, Corea y diversos países de este asiático. Esta comida baja en calorías puede llegar a estar compuesto por proteínas hasta en un 10% de pendiendo de la variedad y también puede contener calcio o magnesio dependiendo del agente coagulante que se use para hacerlo. Por lo cual aquellos que buscan opciones vegetarianas suelen utilizarlo como un sustituto parcial de los alimentos de origen animal. 

Actualmente podemos encontrarlo en tiendas y supermercados orientales y occidentales por igual y  aunque existen muchas variedades, generalmente éstas se dividen en dos categorías principales. La primera es el tofu fresco producido directamente de la leche de soya y tofu procesado que se produce a partir del tofu fresco. Sin embargo, independientemente del tipo suele venderse empapado de un líquido o suero que mantiene la textura de gelatina que lo caracteriza. 

Además existen 3 diferentes grados de firmeza. El primero es el silken tofu o suave y es el que contiene mayor cantidad de agua, razón por la cual se le utiliza con frecuencia en postres y smoothies.

 El segundo es el tofu firme que ha sido drenado de líquidos y comprimido  de tal manera que es más resistente, lo cual permite agarrarlo con facilidad usando palillos o cualquier otro tipo de cubierto. 

Finalmente el tercer tipo es el tofu extrafirme o Dòu gān en chino,  el cual  contiene menos líquidos que todos y se puede servir frío o caliente.