15 datos curiosos sobre los colibríes

Los colibríes se encuentran entre las aves más pequeñas del mundo, pero a pesar de su diminuto tamaño, son una de las especies que más llaman la atención, debido a sus llamativos y brillantes colores, a su estilizada y delicada forma, a su habilidad para volar y a todas esas características que los hacen únicos e increíbles.

Los siguientes son algunos datos curiosos e interesantes sobre estas aves, que son pequeñas y grandiosas a la vez.

Existen alrededor de 330 especies, cuyos tamaños promedio oscilan entre 6 y 12 centímetros de longitud, y su peso está entre los 2.5 y 6.5 gramos.
El colibrí más pequeño es el zunzuncito o elfo de las abejas (Mellisuga helenae), nativo de Cuba, que mide sólo 5 centímetros y pesa de 1.6 a 2 gramos.
En el otro extremo está el picaflor gigante (Patagona gigas), que alcanza hasta 23 centímetros de largo y entre 18 y 24 gramos de peso.
La mayoría de las especies de colibríes presentan dimorfismo sexual, es decir, diferencias en la apariencia física de los sexos. Muchas hembras suelen ser más grandes que los machos, pero éstos poseen un plumaje de colores más variados y llamativos, pues son los encargados de cortejar.
La apariencia típica de los colibríes consiste en un cuerpo redondeado, donde los músculos pectorales pueden representar hasta el 40% de su peso. Tienen un pico largo y estrecho, además de patas pequeñas con cuatro dedos cada una, las cuales no les permiten caminar ni dar saltos en el piso como lo hacen otras aves, pero sí pueden posarse sobre las ramas para descansar y dormir.
Sus ágiles y veloces alas les permiten aletear alrededor de 70 veces por segundo, aunque pueden llegar a hacerlo hasta 200 veces por segundo.
Son capaces de volar hacia atrás, hacia los lados e incluso de cabeza. También pueden permanecer suspendidos en el aire en un punto fijo. Cuando vuelan de frente, lo hacen a una velocidad de 45 a 54 kilómetros por hora, aunque pueden llegar hasta los 70, y alcanzan una altura de alrededor de 4.5 kilómetros.
Algunas especies de machos realizan algunos despliegues de vuelo increíbles para atraer a las hembras, donde ascienden a una determinada altura y luego se dejan caer en picada a velocidades de hasta 120 o 130 kilómetros por hora. Para que te des una idea, el ave que tiene la mayor velocidad es el halcón peregrino y alcanza hasta 120 kilómetros por hora y esa es la velocidad que los colibríes alcanzan en picada durante este ritual de cortejo.
Aunque son pequeños, tienen un corazón grande, pues representa del 2% al 5% de su masa corporal total (en el ser humano, el corazón es el 0.4%). El corazón del colibrí late entre 500 y 700 veces por minuto cuando están en reposo, desciende a unas 100 veces mientras duerme, y cuando está activo llega hasta las mil 200 veces por minuto.
Debido a que están en constante movimiento y se desplazan a altas velocidades, su requerimiento de oxígeno es mayor al de cualquier otro tipo de vertebrado. Cuentan con 2 pulmones y 9 sacos aéreos, y mientras vuelan realizan unas 500 respiraciones por minuto.
Su cerebro es más grande que el de cualquier animal de su tamaño, pues representa el 4.5% de su peso corporal (en el caso de los humanos, el cerebro representa el 2%). Esto sugiere que tienen capacidades cerebrales mayores de lo que se esperaría en un animal tan pequeño.
Tienen una memoria prodigiosa, pueden reconocer una ruta de migración desde Alaska hasta México y recordarla. También pueden recordar las diferentes flores que han detectado y reconocer dónde están las plantas con flores nuevas, las que van a florear y las visitan según producen su néctar.
Los colibríes son las únicas aves polinizadoras y realizan esta labor mientras se alimentan del néctar de las flores. Un colibrí puede beber el equivalente a su peso en néctar en un día, y en las temporadas en las que hay más alimento disponible, llegan a consumir hasta 3 o 5 veces su peso.
A pesar de su pequeño tamaño, son animales longevos. En su hábitat natural se han registrado casos que llegan a vivir hasta los 10 o 12 años, y algunos más que llegan hasta los 18.
En las noches, el metabolismo de los colibríes se vuelve lento, tanto que entran en un estado de letargo y sueño profundo. Su temperatura corporal disminuye, su corazón late más lento (alrededor de 100 pulsaciones por minuto) y sus riñones dejan de funcionar para evitar la muerte por deshidratación ante ese periodo de ayuno.