Aunque es cierto que es necesario luchar por las personas que te importan, también es real que, a veces, lo más saludable es practicar el desapego emocional, sobre todo cuando esas relaciones no dan para más y los involucrados se hacen más daño que bien. Sin embargo, no siempre es posible borrar del todo a alguien de tu vida
Ya sean amigos, parejas, familiares o compañeros de trabajo tóxicos, hay circunstancias en las que, por mucho que quieras mantenerlos lejos, debes seguir conviviendo con ellos. Puede que haya amigos en común que los hagan coincidir, hijos de por medio en el caso de las parejas, familiares con los que debes lidiar y, en el caso de los compañeros de trabajo, debes mantener la relación laboral, más allá de lo que ocurra a nivel personal.
En tales casos, se vuelve muy necesario establecer parámetros alrededor de esos vínculos para proteger tu energía. Aprender a desapegarte emocionalmente mientras se mantienen límites claros es la clave para encontrar la paz.
- Te das cuenta de que una cantidad desproporcionada de tu energía mental y emocional se agota cuando te enfocas en lo que está haciendo, diciendo, pensando o sintiendo esa otra persona.
- Te sientes abrumado, agotado o emocionalmente reactivo ante su comportamiento.
- Has abordado repetidamente un problema o inquietud y sientes que te ignora, minimiza o anula tu sentir o promete cosas que no cumple.
- Sientes que algunos o todos los problemas en la relación están estancados, como si no hubiera una solución o un camino a seguir.
- Sientes que estás asumiendo constantemente la responsabilidad de los comportamientos de esa persona, lo que hace que la relación se sienta frustrante y tediosa para ti.
- La relación ha adquirido un matiz obsesivo y se siente mucho más negativa que positiva.
- Te sientes menos feliz y, al mismo tiempo, más preocupado, agotado y ansioso al estar con esa persona.
- Te das cuenta de que es muy poco probable que esa persona cambie los comportamientos o actitudes que te molestan o te hacen sentir mal.
- Estar cerca de ellos se ha vuelto tóxico o poco saludable de una manera que saca lo peor de ti.
1. Reflexiona sobre tu decisión. Antes de sacar a alguien de tu vida impulsivamente tras una discusión o un problema, analiza bien la situación para que sepas si lo que vas a decidir es sólo por el enojo del momento o si de verdad es momento de cortar lazos con esa persona. Para tener las cosas más claras, cuando estés tranquilo puedes hablar con un amigo de confianza o un terapeuta sobre cómo te está afectando la relación y la decisión que piensas tomar. Obtener retroalimentación objetiva te ayudará a asegurarte de que estás tomando la mejor decisión para tu bienestar.
2. Establece los que serán tus límites saludables. Si decides que es hora de separarte emocionalmente de esa persona, pero debes seguir en contacto con ella por la razón que sea, el siguiente paso es trabajar en los límites que necesitas para establecer un espacio seguro para ti. Por ejemplo, puedes seguir saludando y respondiendo a esa persona por educación, pero limitando la interacción a lo indispensable. Es un proceso que consiste en mover a alguien de tu círculo cercano al de los simples conocidos.
3. Quita a esa persona del pedestal donde la tenías. El amor te hace atribuir a las personas cualidades que quizás ni siquiera poseen. Así que es momento de que tengas una dosis de realidad y veas a esa persona de manera objetiva, tal cual es, con todos sus defectos y errores. No se trata de despertar en ti sentimientos de resentimiento, sino de reconocer que el camino y los valores de ambos ya no coinciden, por lo que está bien alejarte para procurar tu bienestar y tu paz.
4. Pon tiempo y espacio de por medio. Si te es posible, evita a esa persona lo más posible, si no, reduce los encuentros y las interacciones al mínimo. Además, es importante que te enfoques en ti y dejes de preocuparte o estar pendiente de lo que esa persona hace, dice o piensa. Esto incluye que evites espiar a esa persona en sus redes sociales o preguntar por ella a conocidos en común.
5. Permítete sentir tus emociones. Separarse de alguien es difícil, en especial cuando es alguien a quien amas o amaste y que en su momento fue importante en tu vida. Así que es normal que te sientas triste y atravieses por una etapa de duelo, pues al final es una pérdida. Entonces, no reprimas ni minimices lo que sientes, reconoce y acepta tus emociones y date el tiempo necesario para sanar sin juzgarte.
6. Limita la relación al motivo que mantiene el vínculo. Este punto se refiere a que debes interactuar con esa persona sólo para lo indispensable. Por ejemplo, si es una expareja, lo que los une pueden ser sus hijos, así que su interacción debe estar únicamente relacionada a ese tema. En el caso de los compañeros de trabajo, por ejemplo, se trata de limitar la relación exclusivamente al terreno laboral y evitar involucrar temas personales.
7. Enfócate en lo que puedes controlar. Esto será diferente para cada persona en cada situación, pero se basa en la idea de que no puedes controlar lo que hacen los demás, pero sí la forma en que reaccionas ante su actuar. Significa, por ejemplo, que reconoces que las elecciones o acciones de la otra persona no son tu responsabilidad ni requieren tu aprobación, por lo que no te deben afectar. Así, tu atención se centra en ti y en cuidarte a ti mismo, no en cambiar nada de la otra persona.