El maquiavelismo es uno de los tres rasgos de personalidad que conforman la llamada tríada oscura, que también incluye el narcisismo y la psicopatía. Quienes tienen una personalidad maquiavélica se caracterizan por ser cínicos, oportunistas, carentes de principios y por su falta de empatía hacia los demás.
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Los maquiavélicos usan la manipulación interpersonal como la clave para el éxito en la vida y actúan fieles a la idea de que “el fin justifica los medios”. Suelen utilizar a los demás como medios para lograr lo que quieren, engañan y manipulan a las personas para hacer que actúen según sus intereses, y no les importa si en el proceso deben pasar por encima de ellas.
Las siguientes son algunas señales que pueden indicar que alguien tiene tendencias maquiavélicas:
- Falta de empatía: Las personas maquiavélicas suelen ser indiferentes a los sentimientos y necesidades de los demás, pues no les importa usarlos e incluso herirlos con tal de lograr sus objetivos.
- Manipulación: Suelen ser muy habilidosos en la manipulación de las personas y en la creación de situaciones que les favorezcan. Saben crear las condiciones necesarias para que el otro se mueva hacia donde el maquiavélico quiere y actúe según le convenga en cada caso.
- Falta de remordimientos: Cuando las personas maquiavélicas hacen algo que perjudica a los demás, no se sienten mal por ello, porque consideran que eso es una consecuencia de su plan de acciones, lo ven como un mal necesario, y muchas veces, ni siquiera como un mal sino como un simple “daño colateral”.
- Engañan, mienten y usan la información a su favor: Los maquiavélicos entienden que tener información es útil. No suelen compartir la información que obtienen con otros, a menos que hacerlo resulte en algo favorable para sí mismos. Pueden manipular información que de otro modo sería irrelevante y son muy astutos para sacar información de contexto y así obtener algún beneficio.
- Mente calculadora: Poseen una mente fría y calculadora. Siempre están pensando cómo obtener ventaja y sacar provecho de una situación.
- Egoísmo: Las personas maquiavélicas tienen una perspectiva egoísta, en la que sólo se preocupan por sí mismos y ven a los demás como herramientas para lograr lo que quieren.
- Narcisismo: Suelen tener un elevado sentido de su propia importancia y se creen superiores a los demás.
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- Ambición desmedida: Buscan constantemente el poder y la influencia, incluso si esto significa perjudicar a los demás.
- Competencia: Los maquiavélicos son muy competitivos, por lo que ven a todos como adversarios, pero están dispuestos a pasar a un segundo plano si hacerlo les beneficia. Son sensibles a las dinámicas de poder en contextos sociales y pueden alternar entre tácticas cooperativas y competitivas, según lo que busquen y puedan obtener en cada caso.
- Facilidad para detectar las debilidades ajenas y aprovecharlas en su propio beneficio: Saben detectar los puntos débiles de cada persona y encuentran la manera de aprovecharlos para beneficiarse de ellos, ya sea realizando chantajes que no lo parecen o haciendo que la otra persona actúe a su conveniencia.
- Se enfocan en el largo plazo: Por lo general, las metas de este tipo de personas están ubicadas en un lugar lejano en el tiempo, debido a que los objetivos que se fijan suelen ser grandes e importantes, por lo que sólo pueden ser alcanzados al lograr que una serie de acciones complejas se vayan desarrollando.
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Lo ideal sería evitar a este tipo de personas, pues mantenerse alejado de ellas es la única solución, debido a que tienen una mentalidad destructiva.
Pero si esto no es posible, ya sea porque el maquiavélico es parte de tu familia cercana, tu pareja o un compañero del trabajo de quien no está en tus manos alejarte o cortar por completo el contacto, lo más importante es establecer límites claros con esa persona para evitar que sus palabras y acciones te afecten, además de reducir el contacto al mínimo, es decir, "mientras más lejos, mejor".
Concéntrate en tus propios objetivos y en tu bienestar, y presta mucha atención a las palabras y acciones de quien has detectado como un maquiavélico, para evitar caer en sus juegos de manipulación o ser utilizado para lograr sus fines.
En el trabajo, ten cuidado al confiar en compañeros que suelen transmitir rumores y esparcir información confidencial a la menor provocación, porque todo lo que les digas pueden ir y decírselo a otros, si es que eso les conviene; o bien, pueden usarlo para su propio beneficio, al descubrir tus puntos débiles y así hallar la forma de manipularte con mayor facilidad.
Lo mejor al lidiar con personas maquiavélicas en el trabajo es limitar la relación sólo a lo más indispensable que necesites tratar con ellos para realizar tus actividades y reducir las conversaciones exclusivamente al terreno laboral.
Evita compartir con ellos temas personales, cuestiones relacionadas con la forma en que te sientes en el trabajo o quejas respecto a los jefes u otros compañeros, ya que pueden encontrar la manera de usar todo lo que les digas para su beneficio, sin importar si te afectan a ti o a otros.
Como con cualquier situación de daño, si en tu día a día debes interactuar con un maquiavélico, es importante que te enfoques en las formas en que puedes proteger tu salud mental durante la duración de la relación, y si las cosas se ponen muy complicadas o su actuar te empieza a afectar directamente y de forma grave, lo mejor es que salgas lo antes posible de esa relación.