¿Te ha pasado? Cuando tu corazón se rompe, ya sea por una decepción, una pérdida o una ruptura, sientes que el vacío te invade y es como si arrancaran una parte de tu vida; los sentimientos de tristeza, enojo, soledad, culpa y frustración te abruman, mientras que los niveles de estrés en tu cuerpo se elevan y todo se convierte en un caos total.
Mientras estás inmerso en todo ese mar de emociones todo se ve gris, tus ánimos están por los suelos y parece que no hay salida, pero no es así. Como todo, ese mal momento también pasará, y las siguientes recomendaciones te pueden ayudar a lograrlo.
De nada sirve contener el llanto ni las emociones, tampoco negar o minimizar tu dolor. Permítete llorar lo que sea necesario y desahogarte para liberar esos sentimientos que te invaden.
Encuentra lo que mejor funciona para desahogarte: llorar, escribir lo que sientes, dibujar, hablar con un amigo, salir a caminar o correr, meditar… tú mejor que nadie te conoces y sabes qué es lo que te ayudará a fluir con ese momento.
Ten presente que el duelo no es lo mismo para todos y que cada quien lo supera a su manera y a su ritmo, así que escúchate, comprende tus emociones y sé compasivo contigo mismo. No te presiones, date tiempo y sana a tu paso.
Aunque es real el dolor que ocasiona una ruptura, una decepción o una pérdida, la verdad es que a veces al ser humano le da por el drama y se ahoga en un vaso con agua. Escribir lo que sientes te ayudará a comprenderlo mejor, darle su justa perspectiva a la situación y dejar fluir los sentimientos y emociones que todo esto te ocasiona. Ver plasmado tu sentir en palabras te ayudará a entender todo con mayor claridad.
En los momentos tristes es muy posible que no tomes en cuenta tu autocuidado, que empieces a comer mal, dormir tarde o padecer insomnio, dejar de hacer ejercicio, etcétera. Pero por más triste que te sientas, trata de hacer todas tus actividades lo más normalmente posible y no te dejes de lado.
La respiración profunda, la meditación y el ejercicio pueden ser excelentes maneras de preservar tu energía. Pero si no tienes ganas de hacer todo eso, simplemente haz un esfuerzo por comer bien y mantente hidratado. Tómalo con calma, avanza un día a la vez.
Aunque la tristeza puede hacerte desear permanecer en tu cuarto el mayor tiempo posible y de preferencia envuelto entre tus sábanas, ¡no lo hagas! Eso sólo te hundirá más en la desolación.
Ve al exterior y deja que la luz del Sol le dé a tu cuerpo esa dosis de vitamina D que necesita para activar la producción de las hormonas de la felicidad. Toma a tu perro y sal a dar un paseo o agarra un libro y ve a leerlo bajo la sombra de un árbol en un parque, o simplemente sal a caminar por las calles de tu barrio.
Caminar un poco y sentir el aire en tu cara te ayudará a calmar tu mente, ordenar tus pensamientos y dejar que tus emociones fluyan de mejor manera.
Siempre hay actividades que te hacen sentir bien, mejoran tu ánimo y te llenan de energía. ¿Cuáles son las que tienen ese efecto en ti? Puede ser hacer ejercicio, pasar tiempo con tus amigos, jugar o salir a pasear con tu perro, acariciar a tu gato, leer, escribir, escuchar tu música favorita, cantar, bailar, ver alguna película que te haga reír… piensa en eso que siempre te pone de buenas, y hazlo.
Además de hacerte pasar un buen momento, estos pasatiempos te ayudarán a quitar el foco de lo que ocasiona tu dolor, pues tu mente estará ocupada en otras cosas que te generan emociones placenteras.
La autocompasión implica tratarte con amor y respeto, sin culparte ni juzgarte. Para practicarla, piensa que quien pasa por ese mal momento es un amigo muy querido; ¿qué le dirías? ¿de qué forma le demostrarías que lo que siente es importante para ti? ¿cómo lo tratarías y cómo lo consolarías?
Lo mismo que harías con esa persona querida, aplícalo a ti para comprenderte sin juzgarte y sin sentir culpas o hacerte reproches. Eso te ayudará a sanar más rápido.
Aunque está mal dejar a de lado a tus familiares y amigos, la verdad es que es algo muy común cuando tienes una relación, ya que vuelcas tu tiempo y atención en la persona que amas y dejas de frecuentar a otras personas.
Ahora es momento de reconectar con ellos; retoma las relaciones que habías descuidado, deja que su compañía y amor te ayuden a sanar tu corazón y a mantener tu mente lejos del dolor.
Si ya lo intentaste todo y tu estado de ánimo no mejora, no deja de doler, no dejas de estar triste, o si, por el contrario, todo parece empeorar cada vez más, quizá lo más adecuado sea buscar ayuda profesional.
Libérate de los prejuicios que a veces rodean al hecho de acudir con un psicólogo e inténtalo; quizás el solo hecho de hablar de lo que sientes con alguien neutral y que no te conoce resulte liberador.
Además, al ser un profesional de la salud mental y emocional, te podrá recomendar la terapia o las actividades y acciones más adecuadas para enfrentar y superar el dolor en tu caso particular.