Si al hacerle saber a una persona que algo que hizo o dijo te molesta o te hace sentir mal sueles escuchar frases que terminan por verter la culpa en ti, como: “por todo haces drama”, “estás loco/a”, “exageras”, “sólo es tu imaginación”, “eres muy sensible”, “sólo fue una broma”, “siempre malinterpretas las cosas”, etcétera, es muy probable que seas víctima de la técnica de manipulación llamada gaslighting.
Gaslighting es un patrón de abuso emocional en el que la víctima es manipulada hasta el punto de hacerla dudar de su propia percepción, cordura o memoria. Como resultado, la víctima puede sentirse ansiosa, confundida o depresiva y termina por creer que el manipulador tiene razón, mientras que ella es quien está mal y percibe las cosas de forma distorsionada.
El nombre de este tipo de abuso, que en realidad no tiene una traducción precisa al español, surgió de la película Gaslight (George Cukor, 1944), en la que un hombre manipula a su esposa para que ella crea que se ha vuelto loca y así poder quedarse con su fortuna.
Él esconde objetos y le hace creer a la mujer que ella misma es quien los ha cambiado de lugar, aunque no se acuerde. También atenúa la luz de las lámparas de gas (en esa época no había electricidad) para hacerle creer que se mantienen con el mismo brillo y que si las ve más tenues es sólo su percepción.
Todas estas alteraciones en el entorno tienen el objetivo de convencer a su esposa de que los ruidos que ella escucha en el ático son fruto de su imaginación. Además, él manipula la relación entre ambos y le repite de forma constante que exagera, que las cosas que ella cree no han sucedido en realidad y que está loca.
De esta manera, la película muestra de forma clara el tipo de violencia y manipulación que conforma el abuso llamado gaslighting, ya que el abusador logra modificar la percepción de su víctima hasta inducir un estado de locura, ansiedad y depresión.
Aunque este tipo de abuso puede darse en cualquier tipo de relación, ya sea familiar, amistosa o de trabajo, lo más común es que ocurra en las relaciones de pareja; y aunque aquí también puede darse de mujeres a hombres y viceversa, lo más habitual es que sea el hombre quien manipula a la mujer al distorsionar la realidad en la que se da la relación.
Al respecto, Ariel Leve, periodista y escritora neoyorquina, habla en su presentación en TED Talks sobre los efectos que tuvo en ella crecer con una madre que aplicaba la manipulación gaslighting:
Una de las cosas más horribles del gaslighting es la negación de la realidad, sentir que están negando lo que has visto con tus propios ojos y sabes que es cierto, que te nieguen una experiencia que has tenido y que sabes que fue real, que mi mamá anulara esos recuerdos del abuso para mí fue peor que el abuso en sí mismo.
Ante un escenario así, la frustración que puede llegar a sentir una víctima en una situación de gaslighting es tal, que de verdad puede llegar a alterar su cordura.
En el ámbito de las relaciones de pareja, donde se vuelve mucho más común ver casos de gaslighting, éste se basa en los estereotipos de género, según los cuales los hombres son los racionales, mientras que las mujeres se basan más en los sentimientos o la irracionalidad.
Así, socioculturalmente, todos han crecido con la idea de que la mujer es tan emocional que exagera o pierde la noción de la realidad y eso la convierte en una loca, mientras que los hombres son los racionales y ven con más claridad lo que está bien o mal. Estas ideas colocan al abusador que manipula en una posición de superioridad.
Las víctimas de este tipo de abuso terminan por ser anuladas sin darse cuenta, ya que las frases mencionadas y las actitudes de descalificación están tan normalizadas que se vuelven demasiado sutiles y, muchas veces, hasta imperceptibles.
La víctima acaba por creer que es el abusador y manipulador quien tiene la razón, mientras que ella realmente exagera y percibe mal las cosas. Y justo ese cambio en la percepción es lo que dificulta que la víctima salga del abuso, pues ni siquiera sabe que éste existe, y así continúa en la relación tóxica mientras piensa que quien está mal es ella.
La manipulación mediante gaslighting dificulta que la víctima sea emocionalmente independiente, hace que se adapta cada vez más a los malos tratos a través de una indefensión aprendida, porque su autoestima decae día a día.