El sexo puede ser la máxima expresión del amor romántico y la intimidad. Puede ser también una montaña rusa de emociones o un tranquilízate para el estrés y la tensión. Por supuesto, el sexo puede ser simplemente un acto de procreación o un gran y excitante momento. Puede ser todas estas cosas y más.
El sexo significa muchas cosas y muy diferentes para todas las personas, y lo que signifique para cada uno no es constante, en cada experiencia puede ser distinto. Y claro, todas están bien, es normal.
Lo cierto es, que ha sido muy común la atracción emocional necesaria para experimentar atracción física. Un estudio de 2018 sugiere vínculos integrales entre los procesos cerebrales sexuales, emocionales y reproductivos que tienen que ver con el sistema endocrino y, en particular, una hormona llamada kisspeptina.
Según un blog de neurociencia de la Universidad de Tufts, la excitación sexual no ocurre en el vacío, sino en un contexto. Implica procesos cognitivos, fisiológicos y neurológicos, todos los cuales incluyen y están influenciados por la emoción. Tiene sentido. Es más, la mayoría de las personas experimentan emociones similares durante la actividad sexual y la liberación.
La avalancha de hormonas involucradas en el sexo significa que ciertos sentimientos son bastante comunes durante o inmediatamente después del sexo. Entre los más positivos se encuentran euforia, liberación total, relajación y calma, satisfacción. Dependiendo de las circunstancias, es posible que tengas algunas emociones poco positivas, como por ejemplo vulnerabilidad, vergüenza, culpa, sentirse abrumado física o emocionalmente. Si tienes disforia poscoital, es posible que incluso sientas tristeza o ansiedad después de tener relaciones sexuales.
Los investigadores todavía están desentrañando las diferentes variables en la ecuación de la lujuria, la atracción y el apego, pero se sabe que las hormonas juegan un papel muy importante. En términos generales, la lujuria es impulsada por la testosterona y el estrógeno, independientemente del género. Y la lujuria es impulsada por el ansia de sexo. La atracción está impulsada por la dopamina, la noradrenalina y la serotonina.
El apego es impulsado por la oxitocina y la vasopresina. Eso es lo que prepara el escenario para los vínculos y las relaciones a largo plazo. Hay cierta superposición de hormonas, los niveles hormonales difieren y hay mucho más que eso.
Con información de healthline.com