Muchas parejas se encuentran infelices o vacías en su relación, pues los lazos físicos pueden desvanecerse con el tiempo, a medida que se establecen las responsabilidades de la vida y la rutina, incluso para aquellas parejas cuya unión inicial se sintió muy profunda y apasionada.
La búsqueda de una vida más espiritual generalmente está impulsada por el deseo de unificarnos con algo más grande que nosotros mismos y de experimentar la conexión y el amor esenciales para nuestro ser. Alimentar el deseo de paz, significado y propósito también es algo fundamental para quienes buscan conectar con su lado espiritual.
Las prácticas espirituales pueden variar desde la oración hasta la meditación, desde el yoga hasta el servicio comunitario, de la transformación personal a la creencia en la reencarnación.
Algunos se sienten espirituales a través del arte, la música o al estar en contacto con la tierra y la naturaleza, cuando viven fieles a sus valores, o cuando estudian conceptos espirituales elevados. Las personas espirituales a veces eligen una comunidad de ideas afines, pero no en todos los ámbitos, y la práctica es generalmente más individualizada, intencional y experiencial.
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Una relación puramente romántica, física o transaccional nos mantiene viviendo en la realidad limitada del tiempo, el espacio y el movimiento, donde todo llega a su fin en algún momento. Incluso si las relaciones duran, es muy común que el cumplimiento resulte finito.
Cuando aplicamos conceptos espirituales a nuestra relación, aprovechamos el infinito, que abre las puertas de un lazo más significativo, uno que no sólo tiene una mayor probabilidad de supervivencia, sino que permite que nuestra relación se vuelva infinitamente más amorosa y satisfactoria.
Una relación espiritual es un vínculo que una pareja construye a través de la forma en que viven sus valores y creencias espirituales y se apoyan mutuamente para convertirse en quienes deben ser.
Y aunque todo esto pueda sonar un tanto profundo y complejo, en realidad, construir una relación más espiritual es más sencillo y práctico de lo que parece; pero sí es un proceso que requiere de esfuerzo de ambos miembros de la pareja, además de que es fundamental construir una relación saludable en general.
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1. Crear buenos hábitos de relación. Todo lo que haces para ayudar a mejorar la calidad general de tu relación sienta las bases para crecer más conectado espiritualmente con tu pareja. Esta base surge de los buenos hábitos de relación; por ejemplo, cuando actúas con más amabilidad, haces un cumplido, estás presente para atender sus necesidades, perdonas, ves lo bueno en tu pareja, abordas los conflictos con calma, muestras interés en lo que le importa, le das apoyo y aliento, demuestras tu amor y mantienen una comunicación asertiva. Todas estas acciones suman para crear la base de una relación más espiritual.
2. Tener conversaciones significativas sobre la relación. Con el interés de construir una base, traten de entablar una conversación significativa sobre su relación. Para hacer esto, encuentre un ambiente pacífico y un tiempo que funcione bien para ambos. Deben hacerlo cuando ambos tengan un estado de ánimo neutral –no después de una pelea o un desencadenante emocional– y con el espíritu de curiosidad y el deseo de acercarse más. Pueden realizar algunas de las siguientes preguntas como guía, o cualquier otra que funcione para su relación en particular:
- ¿Cómo te sientes en nuestra relación?
- ¿Qué te está funcionando bien?
- ¿Qué te hace sentir amado por mí?
- ¿Qué es lo que agradeces de mí y de nosotros?
- ¿De qué manera te sientes feliz y realizado?
- ¿Cuáles son los problemas que crees que debemos abordar en nuestra relación?
- ¿Hay algo que yo pueda hacer para que te sientas más amado?
- ¿Cómo crees que nos comunicamos?
- ¿Cómo puedo hacer que te sientas mejor escuchado y apreciado?
3. Crecer juntos. Este punto que promueve el crecimiento apunta a un elemento fundamental en lo que hace que una relación sea más espiritual: ayudarse mutuamente a convertirse en quien cada uno está destinado a ser. Hacerlo significa preocuparse por el alma de nuestra pareja, porque queremos comprometernos a invertir en su crecimiento para ayudarla a alcanzar su máxima realización. El crecimiento de una relación es algo sumamente valioso, pues hace que se sienta una conexión, en la que un alma ayuda a que la otra alma se revele y se realice.
4. Comprometerse con algo más grande. Compartir más allá de nosotros mismos, especialmente con aquellos que no conocemos, nos conecta con la energía de lo infinito, donde la satisfacción es cuántica y no tiene límites. No podemos ver hasta qué punto nuestra amabilidad y el compartir se propagan por el mundo. La energía que las parejas crean juntas –cuando usan su unión en aras de compartir con el mundo– genera perpetuidad y nunca desaparece. La idea es enfocar parte de su tiempo juntos en encontrar más y mejores formas de compartir con los demás y con el mundo en general.
5. Identificar su visión y propósito compartidos. Tener un propósito para estar juntos y una visión compartida de lo que significa la espiritualidad para ambos es una forma significativa de construir directamente una relación más espiritual y consciente. Es importante que ambos se mantengan abiertos a lo que el otro considere como su por qué. Para ello, pueden realizarse preguntas como las siguientes:
- ¿Cuál crees que es el principal propósito o intención de nuestra relación?
- ¿De qué manera podemos expresar eso en nuestra vida cotidiana juntos?
- ¿Cuáles son tus creencias?
- ¿Cuáles son tus pensamientos acerca de la espiritualidad y la religión?
- ¿Cómo te gustaría practicar lo que sea que la espiritualidad signifique para ti?
- ¿Cuáles son algunas prácticas compartidas que podemos construir juntos que se alineen con nuestras creencias y valores comunes?
Si te interesa conocer más acerca de la unión espiritual con tu pareja, en Harmonía te recomendamos asistir al retiro Tantra es Amor, que ofrece Shambalanté, un centro de retiros ubicado en la selva yucateca, en un espacio sagrado, heredero de la resonancia energética de sanación legada por la cultura maya. En este retiro, conocerás las bases de la sexualidad sagrada, cuya práctica te permite conocer a tu pareja en niveles más profundos y conscientes, más allá de lo físico, para conectar con su esencia, su espíritu y su corazón; además, aprenderás a conectar con tu propia naturaleza divina, a través de elementos como la energía, la respiración y la presencia, para experimentar nuevos niveles de placer, intimidad y amor. En este enlace encontrarás toda la información que necesitas y también puedes reservar tu lugar.
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Muchas parejas no descubren su espiritualidad hasta etapas avanzadas de la vida, mientras que muchas otras no siempre se alinean. Si tú y tu pareja tienen diferencias en su deseo de crecimiento y espiritualidad, y si sus creencias y prácticas no están alineadas, esto puede ser un desafío, pero no necesariamente un callejón sin salida.
Aprender a aceptar las diferencias de los demás es una práctica espiritual en sí misma. Por ello, lo recomendable es que se tomen el tiempo para reflexionar, conversar y encontrar lo que comparten en común que los ayudará a conectarse a un sentido más profundo y significativo.
Crecer y evolucionar como persona no tiene que ser necesariamente catalogado como una práctica espiritual, y mantenerse alejado de ese concepto puede hacerlo más accesible para algunos. Si a alguno de los dos no les agrada el término de “espiritualidad”, pueden enfocarlo como desarrollo o crecimiento personal, o vincularlo con la idea de crear una mejor versión de sí mismos para crecer como individuos y como pareja. Al final, lo más importante es que la relación mejore y se fortalezca y que ambos logren crecer y realizarse dentro de ella.
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