Al igual que el matrimonio, el divorcio suele ser un evento que cambia la vida. El proceso en sí puede traer muchos cambios, algunos que fluyen con tranquilidad y otros que causan turbulencia en la rutina y la estabilidad. Por ejemplo, puede implicar cambiar de casa e incluso de ciudad, y si tienes hijos, la programación de la coparentalidad podría significar pasar días sin ellos por primera vez.
A medida que comienzas a adaptarte a la nueva forma de tu vida, es posible que experimentes una mezcla compleja de pensamientos y sentimientos que varían desde la traición y la pérdida hasta la ira o incluso el alivio.
En pocas palabras, el divorcio puede trastocar tu vida. Sin embargo, a medida que comienzas a reestablecerte, es útil recordar que esa ruptura no significa que tu vida haya terminado; más bien, señala un nuevo comienzo.
Aceptación y autovalidación: Aceptar que el matrimonio ha terminado es el primer paso. Es natural tener arrepentimientos y desear que las cosas hubieran sido diferentes. Sin embargo, es esencial recordarse a uno mismo que el divorcio sucedió y que no hay forma de cambiar eso.
Co-parentalidad efectiva: Si tienes hijos, es crucial establecer un plan de co-parentalidad efectivo desde el principio. Esto minimiza los desacuerdos y establece un patrón de comunicación respetuosa.
Establecer nuevas conexiones: Después del divorcio, es posible que te sientas solo o aislado. Crear nuevos lazos y amistades puede ayudar a aliviar estos sentimientos. También puedes retomar relaciones de las que te distanciaste y hacer que la amistad y el cariño vuelvan a florecer.
Descubrimiento personal: El divorcio puede hacerte cuestionar tu sentido del yo. Tomarte el tiempo para el autodescubrimiento puede ayudarte a identificar tus necesidades clave. Identifica lo que quieres y necesitas y haz lo posible por satisfacerlo.
Cambiar la rutina: Establecer nuevas rutinas puede promover un sentido de renovación y reforzar el hecho de que tu vida te pertenece solo a ti. Puedes retomar tus pasatiempos, probar nuevas actividades y enfocarte en todo aquello que te gusta y que quizás habías dejado de lado por volcarse de lleno en tu relación.
Evitar la culpa: Es esencial evitar culpar a tu ex pareja o a ti mismo. En su lugar, trata de adoptar una perspectiva más neutral y reconoce tus propias contribuciones para que el matrimonio llegara a su final. Ten presente que toda relación es cosa de dos y ambas partes suelen tener parte de la responsabilidad en los problemas y conflictos que conducen a la ruptura.
Tomarse un descanso de las citas: Antes de embarcarte en una nueva relación, considera tomarte un tiempo para ti mismo. Esto te permitirá completar tu proceso de duelo para sanar y puedes aprovechar ese tiempo para enfocarte en tu bienestar. De esta manera, no caerás en una mala relación sólo para aliviar la soledad y el dolor, sino hasta que realmente estés bien y listo para amar y ser amado nuevamente.
Buscar apoyo profesional: Un psicólogo, terapeuta o consejero espiritual puede ofrecer orientación y apoyo para ayudarte a navegar por el período posterior al divorcio.
El divorcio marca el final de un capítulo en tu vida, pero también puede iluminar un nuevo camino a seguir. Tomarte el tiempo para desahogarte, sanar y concentrarte en ti mismo puede ayudarte a aprovechar al máximo lo que depara el futuro.