No cabe duda de que todo mundo, en algún momento, ha sentido la sobreprotección e incluso la insistencia casi impertinente de mamá o papá y sus comentarios, exigencias y preocupaciones. Es normal. El instinto paterno es eso, un instinto que responde más a las emociones e intuiciones que al pensamiento lógico; por ello resulta tan común la afirmación de que “nunca dejarás de ser el bebé de la familia”, incluso en la edad adulta.
Con esto, todo bien. Sin embargo, hay ocasiones en que esas actitudes llegan a ser tan insistentes e inoportunas que, sin quererlo, se convierten en actitudes tóxicas para los hijos. Por eso, tanto hijos como padres deben estar muy al pendiente de no hacer comentarios que aunque tengan la mejor de las intenciones, resultan muy contraproducentes para ambas partes. Aquí hay cinco ejemplos de los más usuales:
1) “¿Dónde estuviste anoche?”. Una de las preguntas que más molestias causan, y que con más frecuencia se hacen. Aquí es necesario distinguir entre la preocupación normal de un padre y el entrometimiento o deseos de control de la vida de su hija o hijo. Si eres adulto o tu hijo lo es, esta pregunta no viene al caso, sobre todo cuando se hace con intenciones de regular tanto las salidas como los horarios. Según el psicólogo clínico Joshua Klapow, esta señal es de las primeras que denotan una relación tóxica de los padres hacia los hijos.
2) “¿Por qué ya no vienes a casa?”. Aunado al punto anterior, este comentario pretende instaurar mecanismos de control, sobre todo cuando se hace repetidamente y con ánimos de chantaje emocional. Es posible que para un padre siempre sea difícil entender los horarios y ocupaciones de los hijos, e incluso sienta como algo doloroso el desplazamiento de sus prioridades, pero en esto no hay nada que se pueda hacer sino esperar a que la iniciativa de pasar más tiempo en casa de los padres surja por iniciativa propia, sin presiones.
3) “Qué tonto/torpe eres”. El mismo doctor Klapow advierte que los comentarios negativos que van de los padres hacia los hijos pueden causar más daño psicológico y emocional que los que vengan de otras personas. No importa la edad ni el contexto, un padre descuidado de sus palabras podría atormentar a su hijo con sólo un comentario sobre su inteligencia, habilidad para tomar decisiones, destreza física o cualquiera que sea la “falta”.
4) “Deberías terminar con tu pareja”. Territorios difíciles. El tema de las relaciones amorosas corresponde única y exclusivamente a los involucrados directos en ellas, no a los padres, amigos u otros familiares. Por más difícil que se vea la situación desde fuera, un padre sólo puede confiar en que sus hijos tomarán la mejor de las decisiones con respecto a sus parejas sentimentales, y entonces lo mejor será no meterse, por el bien de todos. Esto para nada significa que no existirá ningún tipo de apoyo emocional; simplemente hay que dejar en claro que en el tema de las parejas las cosas se solucionan entre dos, pues las responsabilidades igual se dividen entre dos.
5) “No le hables a tu padre/madre” (en casos de divorcio). Cuando los padres están divorciados o separados por problemas que podrían considerarse severos es completamente normal que no pretendan verse ni hablarse más, pero si la relación con los hijos se mantiene fuerte y estable, resulta un grave error querer prohibir el contacto hacia papá o mamá por parte de cualquiera de ellos. Una de las actitudes más tóxicas entre las familias es trasladar los conflictos de los padres separados hacia los hijos.
Por el bien de la relación familiar, es muy importante evitar caer en estas trampas de la sobreprotección que se convierten en imprudencia y que sin lugar a dudas son toda una molestia para los hijos, más aún cuando estos ya son mayores de edad y ni siquiera viven con sus padres.
¿Te has sentido identificado como padre, madre o hijo en estas situaciones? Comparte tu opinión con otros lectores en los comentarios.