La migración hacia la nueva normalidad y el confinamiento preventivo frente a la pandemia de covid-19 son dos temas que continúan vigentes. Para los niños, se trata de situaciones inesperadas que han implicado cambios drásticos, como tomar clases a distancia, saludar a los familiares a través de las pantallas, no convivir en espacios abiertos con sus amigos y estar encerrados en sus casas la mayor parte del tiempo.
Sin duda, la población infantil ha sabido adaptarse, pero durante ese proceso, es probable que su salud emocional se haya puesto a prueba más de una vez, con la percepción de suficiencia, capacidades y aptitudes propias que en conjunto forman la autoestima del niño. Este es un aspecto con el que hay que tener especial cuidado, pues la autoestima es uno de los pilares que sostienen el desarrollo del menor, a la par de la salud y la educación, y definen lo que será en el futuro como adulto.
“Es muy importante que los padres de familia estén informados sobre cómo cuidar el desarrollo emocional en el niño, pues ellos son las personas más cercanas y atentas a los cambios en los pequeños”, coinciden las maestras Ivon Guerrero Ceballos y Daniela Díaz Flores, directora y docente, respectivamente, de la Escuela de Psicología del CETYS Universidad Campus Mexicali.
Para cuidar y fomentar la buena autoestima de los niños, las especialistas recomiendan a padres y cuidadores:
- Validar sus emociones: ayúdales a identificar qué emoción sienten y a nombrarla: enojo, tristeza, felicidad, o cualquier otra. Igual de importante es validar la emoción, es decir, ser respetuosos acerca de lo que sienten. En ocasiones los adultos invalidan la emoción con frases o acciones como “deja de llorar”, “¿estás llorando por eso?”, ignorarlo cuando está enojado, encerrarlo en su cuarto y decirle que se calme. Los padres deben ser sensibles y empáticos, acompañar a los niños en sus emociones para que comprendan que estarán con ellos en todo momento, no sólo cuando estén felices, sino también en los momentos que para ellos pueden llegar a ser dolorosos.
- Escucha: la comunicación es uno de los elementos más importantes en una dinámica familiar, pues permite expresar emociones, pero también escuchar lo que los demás piensan y sienten. La escucha con atención de los padres hacia los niños es indispensable, acompañada del lenguaje no verbal: sentarse, dejar por un momento lo que se hace, agacharse si es necesario, mirar a los ojos del niño y escuchar sin interrumpir.
- Enseña y acompaña: a los niños les gusta sentirse parte de una dinámica familiar, por lo que es importante que tengan alguna responsabilidad en casa, adecuada a su edad, en la que puedan apoyar. Será importante que primero, mediante un lenguaje que pueda comprender, le muestres cómo se realiza la actividad y lo acompañes en su aprendizaje. No sólo se trata de inculcar que sea responsable dentro del hogar sino que esto le enseña a sentirse productivo, lo cual es parte de su autoestima, pues implica reconocerse como valioso en un grupo social.
- Identifica la etapa de desarrollo en la que se encuentra tu hijo: para hacerlo, es recomendable acudir con un especialista que evalúe su desarrollo. Aunque cada niño tiene un ritmo propio de aprendizaje, identificar su etapa te ayudará a conocer si se ubica en el rango esperado de la edad en cuanto a salud física, por ejemplo, en peso, estatura y aspectos motrices. En el área cognitiva se pueden dentificar, con respecto al lenguaje, pensamientos, imaginación, atención y creatividad, mientras que en el área emocional se analizará lo relacionado a sus emociones, autoconcepto y autoestima. Además de definir la etapa de desarrollo de tu hijo, conocer todo esto en conjunto te servirá para comprender sus conductas, emociones y destrezas adquiridas.
- Crianza presente: contar con una dinámica familiar en la que cada miembro es respetado, escuchado, apoyado, aceptado y amado es fundamental para el desarrollo de una autoestima sana en los niños, ya que les permite conocer los límites, tener disciplina y desarrollar valores como tolerancia, respeto y empatía.
Las cadaémicas concluyen lo siguiente:
Algunos adultos justifican su trato hacia los niños por la infancia que ellos tuvieron. Es importante entender que en aquel momento no pudieron hacer nada por la dinámica familiar en la que crecieron, pero sí pueden hacer algo por lo que viven en el presente: informarse, buscar orientación familiar, cuidar y velar por una convivencia con límites claros y con reconocimiento a cada uno de los miembros, para que el niño tenga la oportunidad de desarrollar una autoestima sana.
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