Con frecuencia, la vida digital de niños y niñas comienza incluso antes de que nazcan. Cuando se comparten las fotos de una ecografía, las actualizaciones del embarazo, la imagen de la habitación decorada y las fotos posteriores al nacimiento que registran todo su crecimiento y las distintas etapas de este. Todo ello crea su rastro digital. Estos datos se almacenan online durante mucho tiempo, por lo que es prácticamente imposible deshacerse de ellos más adelante en su vida.
ESET, compañía de detección proactiva de amenazas, junto a la asociación civil Argentina Cibersegura cuyo objetivo es concientizar a la comunidad sobre el uso seguro y saludable de Internet y las tecnologías, comparten una guía para garantizar que la infancia resulte una etapa lo más segura posible, en Internet.
Una huella o rastro digital es algo que se crea con cada una de nuestras acciones en Internet. Este rastro de información puede crecer de muchas maneras. Ya sea compartiendo fotos, comentando un video, dejando una reseña o incluso comprando online, todos estos datos se recogen y almacenan. Pero los datos recopilados no son todos iguales. Tenemos lo que se reconocen como huellas digitales pasivas y activas.
- Las huellas activas: incluyen todos los datos que se han compartido deliberadamente en Internet al publicar fotos, dejar comentarios, participar en foros, etc.
- Las huellas pasivas: se refieren a la información que se recopila sobre cada usuario sin que lo sepa: un sitio web que guarda cuántas veces se lo ha visitado y de dónde es el usuario, una publicidad que hace un seguimiento de los "Me gusta" y "Compartir" en las redes sociales, etc.
- Porque es permanente. Una vez que la información está online, es muy difícil de eliminar y es muy probable que quede almacenada en algún sitio web.
- Porque crea nuestra reputación digital. Nos guste o no, nuestra presencia en Internet configura nuestro perfil público.
- Porque el contenido online es público. Una vez que algo se comparte en Internet, otros actores podrían hacer un mal uso de la información, alterarla, etc. Algunos ciberdelincuentes se aprovechan de los datos públicos y de la huella digital de las personas para cometer ciberataques: el phishing y el robo de identidad son los métodos más comunes.
- Evaluar el impacto. Los expertos coinciden en que hay tres factores principales que determinan si una publicación es apropiada o no: Contenido. Comentarios. Cobertura. Preguntarse: ¿la foto del “bañito” es apropiada para compartirla con extraños en Internet? ¿Está bien comentar su peso en un lugar público? ¿Cómo se sentirá mi hijo o hija dentro de unos años si subo estas 30 fotos suyas?
- Pedir permiso. Desde pequeños, enseñarles a los menores que es indispensable pedir permiso para publicar información sobre otras personas en Internet. Y como aún son demasiado pequeños para dar su permiso, pensar muy bien antes de subir algo con lo que podrían no sentirse cómodos en el futuro (como un video de un berrinche de bebé). Lo agradecerán más tarde.
"Tomando estas sencillas medidas, no solo protegerás a tus hijos en Internet, sino que les enseñarás desde pequeños a comportarse correctamente online y a tener límites saludables", comenta Camilo Gutiérrez Amaya, Jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica.
Además, ESET invita a conocer Digipadres, su iniciativa alineada a safer kids online, que busca acompañar madres, padres, tutores y docentes en el cuidado de las infancias en Internet con el fin de generar conciencia acerca de riesgos y amenazas en el mundo digital.