El estrés es inevitable y aparece en todos lados. En los últimos años es más frecuente, debido al acelerado ritmo de vida y al caos que se vive especialmente en las grandes ciudades. La causa de este mal es multifactorial, aunque aparece con mayor frecuencia en el ámbito laboral.
El desgaste profesional es una forma especial de estrés que puede reflejarse como un estado de agotamiento físico, emocional o mental, combinado con dudas acerca de tu competencia y el valor de tu trabajo.
Especialistas de Clínica Mayo comparten información para que puedas conocer más sobre este síndrome, así como consejos para tratarlo.
El desgaste profesional puede ser resultado de varios factores como:
Los especialistas de la Clínica Mayo señalan que es más probable que experimentes desgaste profesional si te identificas tanto con tu trabajo que te falta un equilibrio razonable entre tu vida laboral y personal.
Además, puedes ser más propenso si sientes que tienes poco o nulo control sobre tu trabajo o si la labor que realizas es monótona. Trabajar en una profesión que implica ayudar a los demás (como en el sector salud, consejería o educación) también te expone a sufrir este tipo de estrés, como una reacción ante los problemas y el sufrimiento de los demás.
Ignorar o no tratar este padecimiento puede tener grandes consecuencias, como estrés excesivo, cansancio, insomnio, depresión, ansiedad, alcoholismo o drogadicción, enfermedades del corazón, colesterol alto, diabetes tipo 2 (especialmente en las mujeres), accidente cerebrovascular, obesidad, vulnerabilidad a las enfermedades, además de un efecto negativo en las relaciones personales y en la vida doméstica.
Si crees que padeces desgaste profesional, no ignores los síntomas y consulta a tu médico de cabecera. No dejes que un trabajo exigente o poco productivo debilite tu salud.
1. Controla los factores de estrés que contribuyen al desgaste profesional. Una vez que identifiques qué causa tus sentimientos de desgaste profesional, elabora un plan para afrontar esos problemas.
2. Evalúa las opciones. Habla con tu jefe sobre tus inquietudes concretas. Quizás puedan trabajar juntos para cambiar las expectativas o alcanzar compromisos o soluciones.
3. Modifica tu actitud. Si te volviste negativo, piensa cómo revertir esto: redescubre por qué te gusta tu trabajo, reconoce a tus compañeros por sus contribuciones valiosas o por un trabajo bien hecho, toma pausas cortas a lo largo del día y pasa tiempo fuera de la oficina, el cual puedes dedicar a tus seres queridos o a las cosas que disfrutas.
4. Busca apoyo. No importa si buscas ayuda en tus compañeros, amigos, familiares u otras personas. Si tienes acceso a un programa de asistencia en tu lugar laboral, aprovecha los servicios disponibles.
5. Evalúa tus intereses, habilidades y pasiones. Una evaluación honesta puede ayudarte a decidir si deberías considerar cambiar de empleo, tal vez a uno menos exigente o que se adapte mejor a tus intereses y valores.
6. Haz algo de ejercicio. La actividad física regular, como caminar o andar en bicicleta, puede ayudarte a lidiar mejor con el estrés.
7. Duerme bien. El sueño restaura el bienestar y te ayuda a proteger la salud. Intenta dormir por lo menos 7 u 8 horas cada noche.