Siempre te dicen que te tienes que amar a ti mismo antes de que cualquier otra persona lo pueda hacer. Y esto es realmente cierto. No se trata solamente de las relaciones interpersonales, sino también de las laborales.
Cuando tú no valoras tu trabajo, tu persona, tus ideas y todo lo que ofreces dentro de un espacio laboral o con alguna relación, es muy probable que las otras personas tampoco lo hagan. Todo comienza contigo, siempre.
Si te encuentras en un ambiente laboral en donde por más que hagas parece que nadie te toma en cuenta, tal vez debes empezar a alzar la voz para que sepan que estás ahí, ser asertivo y, sobre todo, nunca dejar que nadie te haga menos. Un buen líder es aquel que puede ver por sus colaboradores, no aquel que ve por encima de ellos. Cuando se trabaja en equipo con comunicación clara, es una situación "ganar-ganar" para todos.
Reconoce lo que vales, no como profesional sino como persona. Esto te permitirá establecer límites sanos sobre, por ejemplo, cuánto trabajo vas a hacer, y te ayudará a eliminar el estrés para maximizar la calidad de tus tareas.
Para algunas personas, ir a trabajar se ha convertido en algo que simplemente tienen que hacer para pagar las cuentas. Pero para otros, su trabajo realmente significa algo. Algunos quieren ayudar a los demás por medio de lo que hacen, esto también tómalo en cuenta y recuérdalo.
Por supuesto que valorarte a ti mismo también se trata de aceptar las cosas que simplemente no sabes o que se te complican un poco más. Para esto es bueno que tu líder sepa comunicarse contigo, dialogar y manejar las cosas en equipo.
Todas las personas necesitan de esto. Cuando alguien te da retroalimentación puedes aprender. Ya sea de tus errores o aciertos, pero siempre ve esto como una oportunidad para crecer y mejorar.
Considera tus reacciones hacia los demás. Intenta identificar cómo te sientes cuando tus compañeros de trabajo se comunican contigo y considera si tus reacciones muestran tu valor. Puedes trabajar en responder a los demás de una manera que demuestre que te valoras a ti mismo.
Por supuesto que el estrés puede hacer que te enojes demasiado con una situación. No se trata de que lo reprimas y no lo comuniques. Hazlo, pero de forma asertiva para que puedas llegar a algo. Enfócate en cómo mejorar la situación, y si de plano no se puede, entonces tal vez sea momento de moverte de lugar.
Foto de portada: Brooke Cagle / Unsplash