Ya sea que tú seas amable o los demás lo sean contigo, la amabilidad puede cambiarte la vida, pues mejora cualquier relación y aumenta tu autoestima. ¿Te consideras una persona amable? Revisa las siguientes recomendaciones para convertirte en una persona cortés y verás los cambios positivos a tu alrededor.
Empieza con un sincero "¡Hola!" o un "Cuenos días". Inicia la conversación y mantén el contacto visual, sonríe y mantente accesible. El simple acto de saludar de manera genuina ayuda a causar una buena primera impresión.
Una conversación ligera es diferente a una conversación corta. La primera es constructiva y cortés, mientras que la segunda es molesta e inútil. La conversación debe mostrar interés; por ejemplo, puedes preguntar por la familia, el trabajo o si hay alguna novedad en la vida del otro que pueda compartirte. Es importante ser amigable y empático mientras pones atención a las señales verbales y no verbales que te indicarán si debes o no seguir la conversación.
Intenta recordar el nombre de la persona y cualquier información que comparta contigo. Si es necesario, escribe la información importante para no olvidarla, sobre todo si se trata de una relación profesional. Saludar a alguien por su nombre es cálido, atento y amable.
Es una de las primeras lecciones que se aprenden en la infancia y son frases que se repiten toda la vida. Al pedir algo, di "Por favor"; al recibir algo, di "Gracias". Es sencillo, pero te sorprendería saber cuántas personas no lo hacen.
Cuando entres o salgas de un lugar y abras la puerta, observa si alguien más atrás de ti también lo hará. Sostén la puerta si hay alguien detrás de ti y permite que pase. Es sencillo y es algo muy amable.
Respeta a los demás y utiliza un lenguaje apropiado y educado. Las palabras que uses deben ser coherentes con el contexto. Cuando estés en público, modera el tono y utiliza las frases correctas.
La puntualidad es una de las características que destacan de las personas amables y educadas. Debes estar en el lugar y la hora acordados. Planea bien las salidas, porque no está bien ni resulta creíble echarle la culpa al tráfico todo el tiempo. Considera que la otra persona tiene más actividades por hacer.
"Lo siento" o "Perdóname" son sencillas palabras que puede salvarte de un montón de problemas, pero desafortunadamente muchos no acostumbran disculparse. Que no te gane el orgullo, discúlpate cuando cometas un error o cuando hagas sentir mal a alguien.
Ser educado no es ser extraño, no exageres (piensa en Ned Flanders, de Los Simpson). Sé cortés, pero también auténtico y honesto.
Con información de Power of Positivity