Saber cómo comunicarte en tus relaciones, con tu familia, con tus compañeros de trabajo, puede ser algo difícil. Como bien dirían, cada cabeza es un mundo, así que primero se debe aprender a respetar las opiniones de los demás, debes tener la capacidad da reconocer que lo que tú digas no siempre será la razón y, ante todo, aprender de las perspectivas diferentes de la vida. Imagínate qué aburrido sería si todos pensaran igual.
Querer imponerle tu punto de vista a los demás puede ser algo que se te dé con naturalidad, pero las personas lo pueden ver como algo un tanto agresivo. No se trata de que siempre cuides lo que dices para no lastimar a los otros. La clave es aprender a ser asertivo: di que no cuando lo sientas y di que sí cuando te nazca. Nunca hables desde un lugar de miedo a ser rechazado.
Pasiva: básicamente es en donde no comunicas nada para no quedar mal o verte como un tonto. Pero al final te sentirás mucho peor por guardarte las cosas.
Asertiva: es la comunicación ideal, en donde puedes expresar lo que quieres o necesitas realmente sin verte como una persona agresiva o callarte.
Agresiva: ¿te ha pasado que le gritas al cajero del supermercado por alguna cuestión que no te pareció? Bueno, esto es tener una comunicación agresiva y es realmente una falta de respeto para la otra persona.
Aprender a ser asertivo requiere mucho conocimiento de ti mismo. No puedes expresarte ante los demás de forma respetuosa y real si no te conoces. Si practicas ser asertivo, podrás tener una mejor relación con las demás personas. Podrás lidiar con los conflictos de una mejor manera y la gente te respetará mucho más.
Expresa cuáles son tus necesidades y deseos. Nadie puede leer la mente de otra persona, así que si tú no expresas qué es lo que necesitas o no necesitas de alguien, nadie más lo sabrá. No te sientas mal por hacerlo, recuerda que eres un individuo. La clave está en el respeto.
Sé respetuoso. Básicamente, si no respetas a los demás, nadie te va a respetar a ti. Esto es como un toma y daca: siempre da lo que quieras recibir. Así que cuando te comuniques con alguien no lo hagas de forma agresiva, si tienes un punto de vista diferente sobre algo, exponlo, pero no necesitas ser grosero para darte a entender. Es mucho mejor cuando hablas con claridad desde un lugar de respeto.
Sé empático. Este es uno de los rasgos que parece que mucha gente ya no tiene hoy en día. Cada vez más, el egoísmo y estar solamente en tu pequeño mundo dentro de tu cabeza tienen más poder que comprender al otro y ser empático. Parece que este es un rasgo que cada día se pierde más.
Así que no seas de este tipo de personas. Busca siempre comprender al otro cuando hables, ponte en sus zapatos y ve también la situación desde su perspectiva; nunca sabrás cuándo te puede dar una sorpresa e inclusive podrías aprender algo.
Evita utilizar el sarcasmo. Si bien puede ser algo chistoso o divertido, también cae mal y puede sonar agresivo. Si estás en una discusión y de repente comienzas a reírte y sacas un comentario sarcástico, la otra persona no se sentirá tomada en cuenta o respetada.
No generalices. ¿Cuántas veces le has dicho a tu pareja algo como "Es que nunca me ayudas" o "Siempre te comportas así"? Imagínate que te lo dijeran a ti, y no solamente tu pareja, sino también tus amigos o familiares. En un momento de discusión no puedes generalizar la situación, porque lo único que vas a lograr es que la otra persona se cierre emocionalmente y todo empeore.
Con información de Positively Positive