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¿Por qué las personas inteligentes disfrutan tanto de estar solas?

Agosto 05, 2020

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  • Razones por las que las personas inteligentes buscan la soledad

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Posiblemente, para muchos de nosotros la imagen del genio solitario es conocida. De Fausto a Sherlock Holmes, de Thoreau a Tesla, entre varios otros, la literatura, el cine, la filosofía y la ciencia abundan en ejemplos ficticios y reales de personas sumamente inteligentes que tienen también el rasgo compartido de la soledad.

 

Se trata de una suerte de aislamiento que, contrario a lo que podríamos creer y según enseñan sus historias de vida, es voluntario e incluso placentero, como si únicamente a solas se se encontrara eso necesario para gestar grandes obras.

 

La explicación a este fenómeno no es sencilla y seguramente ni siquiera obedece a un solo factor, pero los investigadores Norman Li y Satoshi Kanazawa publicaron en el British Journal of Psychology los resultados de un estudio en el que, desde la perspectiva de la psicología evolucionista, exploraron la relación entre inteligencia y soledad.

 

Li y Kanazawa se apoyaron en la “teoría de la felicidad de la sabana”, la cual remonta el origen de la sensación de satisfacción por la vida al período del pleistoceno (que comenzó hace 2.6 millones de años y terminó cerca del año 10,000 antes de nuestra era), en la cual nuestros ancestros más directos fueron el Homo habilis, el Homo erectus, el Homo neanderthalensis y, hacia el final, el Homo sapiens

 

Según esta teoría, el cerebro humano evolucionó durante este período para heredar las reacciones que nuestros antepasados tuvieron ante ciertos sucesos de su vida, lo cual si bien supuso una ventaja, también derivó en cierta dificultad para entender a cabalidad su propio presente. 

 

En ese sentido, la satisfacción por la vida es el resultado de una combinación entre dicha herencia y la posibilidad de comprender el momento actual que vive el individuo.

 

A partir de esta premisa, los investigadores analizaron información de 15 mil 197 jóvenes de 18 a 28 años, recabada en el National Longitudinal Study of Adolescent Health de Estados Unidos. En especial, los psicólogos reunieron estadísticas concernientes a inteligencia, salud, bienestar y satisfacción.

 

Entre las primeras observaciones Li y Kanazawa notaron que, en general, encontrarse en medio de grandes concentraciones de personas conducía a sentimientos de infelicidad pero, en contraste, socializar con algunos pocos amigos despertaba emociones satisfactorias.

 

Sin embargo, para este último fenómeno había una excepción: una minoría para la cual socializar, incluso con amigos, era causa de infelicidad. Coincidentemente, estos mismos individuos eran según la data más inteligentes que el promedio de la población.

 

De acuerdo con los investigadores estas personas se distinguen del resto porque, por su misma inteligencia, tienden a hacer cosas “fuera de lo natural”, lo cual, en este caso y bajo la “teoría de la felicidad de la sabana”, significa que buscan hacer lo que sus ancestros no hicieron. No socializar, por ejemplo, o no encontrar felicidad en el contacto con amigos.

 

Si esto es sostenible o no, lo dejamos a consideración de nuestros lectores. Pero igualmente insistimos en los muchos ejemplos en la historia de las disciplinas creativas que parecen probarlo.

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