La espiritualidad moderna está llena de talleres y cursos de tantra y de sexo tántrico. Tantra y sexo son como dos palabras mágicas para vender (en este caso iluminación). Por supuesto, la iluminación no se puede comprar y, de hecho, el tantra por definición no puede ser aprendido en un curso de fin de semana ni enseñado fuera de un linaje.
"En los kioscos de periódicos y libros para entretener a los viajeros no faltan libros sobre el tantrismo: Tantra para hacer el amor divino (con DVD incluido), Tantra: cómo hacer que su mujer se vuelva loca en la cama, etc.", escribe el académico Raffaele Torella en su introducción al libro El Tantra: la tradición hindú, de Andre Padoux. El tantra ha llegado a significar sexo y ha llegado a juntarse con lo más superficial de la espiritualidad. Como dice un maestro budista, el tantra se ha convertido en new age soft porn.
Ahora bien, por supuesto que el tantra no se ha convertido en esto, el tantra es una cosa y lo que se práctica popularmente otra. En términos muy generales "tantra" refiere justamente a la continuidad de una tradición esotérica que se originió en la India, que busca lo indestructible o eterno en el ser humano (para lo cual aplica ciertas prácticas de yoga) y que considera todas las cosas como puras o divinas (no-dualidad). Específicamente, los tantras son los textos que se practican. Tradicionalmente el tantra, tanto hinudista como budista, requiere de un proceso de iniciación o empoderamiento, el cual es otorgado por un maestro calificado que tiene un linaje viviente no interrumpido. Actualmente existen iniciaciones abiertas al público para practicar ciertas sadhanas tántricas, como las que realiza el Dalái Lama con el ciclo del Kalachakra (otras muy comunes en el budismo son las de Avalokiteshvara y Tara). Para practicar esto, sin embargo, es necesario tener conocimientos y votos previos de mahayana y ser practicante budista, algo que en el budismo tibetano requiere de un lama raíz y demás particularidades. De otra manera, uno puede jugar a practicar tantra pero no será distinto de un juego de fantasía infantil.
Si es difícil que alguien pueda practicar realmente tantra sin invertir años de tiempo y dedicación a la práctica religiosa, más difícil aún es practicar sexo tántrico. El sexo en el tantra es una importante herramienta para alcanzar estados de realización, para hacer presente la divinidad. Se dice en el Hevajra Tantra que es la pasión o el deseo lo que encadena, pero también lo que libera. Esto debe entenderse también en el sexo; para practicar sexo tántrico uno debe estar libre del deseo convencional, de otra forma es contraproducente. El sexo, en el tantra budista, se usa para producir estados de dicha que dirigen la energía al canal central del cuerpo sutil y para realizar un proceso meditativo en el cual se investiga la naturaleza de la mente, la cual es vacuidad. Para poder realizar este proceso se debe estar muy avanzado en la práctica, se debe tener años practicando tantra antes de internarse en el sexo tántrico. El mismo Dalái Lama escribe sobre el karmamudra (el término sánscrito que hace referencia al sexo tántrico):
Sólo practicantes avanzados en la fase de completación del anuttarata-yoga tantra, que han entrenado en las prácticas de los canales sutiles de energía y vientos y que han obtenido maestría, pueden practicar con una consorte física karmamudra, una pareja que sella su comportamiento. Ya que han ganado completa maestría sobre sus canales energéticos y vientos, estos practicantes no tienen nunca peligro de experimentar el gozo ordinario de la emisión orgásmica..
Así que si estas buscando aprender sexo tántrico para mejorar tu desempeño sexual, estás un poco perdido. El sexo tántrico se práctica cuando se controla todo deseo sexual de antemano y cuando ya se ha logrado un estado que trasciende la búsqueda del placer.
Seguramente algunos de esos talleres de sexo tántrico tienen cosas interesantes que enseñar sobre sexualidad, sobre estar cómodos con el cuerpo, explorarlo, abrazar la existencia en su deliciosa diversidad o buscar una cualidad espiritual en el erotismo, pero no deberían hablar de sexo tántrico, puesto que el término está mal usado y da un mal nombre al tantra, que es sin duda una de las más altas y refinadas disciplinas espirituales en la historia de la humanidad.
Es importante tener en cuenta que el sexo tántrico debe ocurrir dentro de una tradición y entre personas que den su consentimiento y tengan completo conocimiento de lo que signfica. Esto merece recordarse, ya que en muchas ocasiones la idea de sexo tántrico se usa para seducir y manipular a ciertas personas. Así que por más asombroso y sexy que suene, es mejor desilusionarse de la noción del sexo tántrico.