Después de un evento traumático o muy estresante, probablemente el sexo es lo último en lo que pensamos. Nuestra mente está intentando procesar la angustia y nuestro cuerpo se siente como ajeno y desconectado. Sin embargo, el sexo podría ser una excelente terapia para recuperar la calma, relajarnos y volver a conectar con nuestra pareja, con quien podríamos incluso estar experimentando un distanciamiento o demasiadas peleas debido al estrés.
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El sexo no es sólo un asunto recreativo o cuya finalidad sea la reproducción; es, antes que nada, una actividad social. Una manera de establecer y reforzar vínculos sociales, de crear intimidad y de construir afectos; por eso, en circunstancias de crisis puede volverse incluso terapéutico. Además, los efectos del orgasmo en el cerebro ayudan a combatir el estrés y la ansiedad y permiten que las tensiones se relajen.
Según expertos sexólogos, estos son algunos de los motivos por los que las relaciones sexuales pueden ayudar a mitigar el estrés postraumático:
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