Todos queremos llevar una vida saludable, rendir más y sentirnos mejor, sin embargo muchas veces no sabemos por dónde empezar. El concepto de salud es tan extenso y abarca tantas cosas que puede resultar abrumador. Además, estamos acostumbrados a que todo aquello que es considerado sano también es aburrido o lleno de prohibiciones, lo cuál no podría ser más falso. La salud es en primera instancia libertad, es la enfermedad la que nos impide hacer o comer cosas, es la enfermedad la que no nos deja ir a donde queremos cuando queremos, para ser libres hay que estar sanos, física y mentalmente y aunque parezca muy complicado en realidad no lo es tanto. Si has decidido comenzar a vivir del lado saludable, no te agobies, te ayudamos a empezar:
1. Haz una cita médica
Uno de los peores hábitos que tienen la mayoría de las personas es acudir al médico solamente cuando están enfermos, es decir, para intentar restaurar la salud en lugar de para mantenerla. El primer paso para una vida sana es comenzar acudir al médico a revisiones de rutina, hacernos análisis, revisar ese dolorcito que llevamos meses ignorando, saber si estamos o no en nuestro peso, es decir, tener un panorama general de nuestro estado de salud que se actualice constantemente.
2. Ponle un alto a tu genética
¿Existe historial de alguna enfermedad en tu familia? ¿Cáncer, diabetes, presión alta? Si la respuesta es afirmativa es momento de actuar. No importa que tú aún no presentes ningún síntoma, debes tomar precauciones lo antes posible. Si, por ejemplo, varios de tus familiares padecen diabetes, debes comenzar a cuidar tu peso y tu consumo de azúcar. No dejes en manos del azar algo que es responsabilidad tuya.
3. Muévete más
No es necesario que te inscribas a un gimnasio o que comiences una rutina extenuante, empieza por algo más sencillo: trata de caminar más, no utilices tu auto todos los días y si te es indispensable estacionalo lejos y aprovecha para caminar unas cuadras; elige las escaleras en lugar del elevador; cambia los muebles de tu casa de lugar, etc. La idea es que poco a poco incorpores más actividad física a tu rutina diaria, ponte una meta semanal de ejercicio: andar en bicicleta un par de horas, jugar un partido de basquetbol, llegar caminando al trabajo.
4. Modera tus alimentos
No se trata de prohibir sino de saber equilibrar. Por ejemplo, comienza por moderar tu consumo de azúcares y harinas refinadas y elige los alimentos asados o cocidos en lugar de los fritos o empanizados. Cuando tengas antojo de algo dulce prefiere la fruta sobre las galletas o pasteles y agrega fibra a tu dieta en forma de granos enteros en los panes y cereales. Recuerda que un plato balanceado contiene dos cuartas partes de alimentos de origen vegetal, una cuarta parte de carbohidratos y otra cuarta parte de proteínas.
5. Controla el estrés
Decirlo suena mucho más fácil que hacerlo, a veces, por más que intentemos evitarlo, el estrés se apodera de nosotros y es muy difícil de controlar. ¿Has probado meditar? Aquí te decimos cómo. También puedes intentar terapias alternativas como la aromaterapia e incluso los tés y masajes relajantes. Se trata de encontrar algo que te funcione y con lo que te sientas cómodo, escribir o tomarte un descanso para salir a pasear también ayuda. Procura dormir los suficiente y llevar una alimentación adecuada.
¿Visto así no parece tan difícil verdad? Ahora sólo es cuestión de que te decidas a comenzar.