Cuando comes en casa, siempre tienes la posibilidad de disfrutar de tus platillos recién preparados o de calentarlos en la estufa. El problema viene cuando debes ir a trabajar y llevar comida para consumirla en la oficina. En estos casos, lo más común es recurrir al horno de microondas para calentar tus alimentos.

Incluso hay personas que, por falta de tiempo, prefieren cocinar su comida en el microondas, en lugar de hacerlo en la estufa o el horno convencional. 

Aunque el uso de este electrodoméstico resulta muy práctico para el acelerado ritmo de vida actual, hay varios alimentos que no se llevan bien con él y que sería mejor no cocinar y calentar en este tipo de horno.

Embutidos y carnes frías. De acuerdo con un estudio publicado en la revista Food Control, cuando las carnes procesadas y adicionadas con conservadores, como las salchichas, el jamón y la mortadela, se calientan en el microondas, el efecto de las ondas de calor puede fomentar la formación de derivados de la oxidación del colesterol, los cuales se relacionan con el desarrollo de enfermedades cardiacas.

Arroz. Lo ideal es comerlo cuando está recién cocinado, porque puede contener bacterias que se multiplican a temperatura ambiente, mientras que al recalentarlo en el microondas puede generar toxinas que provocan malestares gastrointestinales. Si se cocina en el microondas, pierde sus nutrientes.

Brócoli. Es un alimento muy nutritivo y saludable, pero si lo cocinas en el horno de microondas puede perder sus nutrientes. Lo mismo pasa si lo cueces de más en la estufa. Lo ideal es prepararlo al vapor, para conservar sus propiedades. 

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Aceite vegetal comestible. Aunque muchos de los aceites para cocinar pueden soportar temperaturas moderadas y altas, si se sobrepasa el límite, generan sustancias peligrosas que crean factores de riesgo para la aparición de ciertas enfermedades como el cáncer.

Por eso es importante elegir el aceite adecuado y nunca reutilizarlo. Además, es mejor comer los alimentos fritos recién hechos, para evitar recalentarlos en el microondas y que el aceite que contienen sobrepase su temperatura ideal. 

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Champiñones, setas y otros hongos. Poseen un alto contenido de proteínas, lo que puede hacerlos difíciles de digerir para algunas personas. Al calentarlos en el horno, estas proteínas cambian su estructura y pueden provocar indigestión, inflamación abdominal y gases.

Pollo. De acuerdo con el Departamento de Salud Pública de la Universidad de California, la temperatura adecuada para cocer la carne de pollo es de 74 grados, ya que a esta temperatura se evita la propagación de la salmonella.

Por esta razón, el pollo no se debe cocinar en horno de microondas, pues algunas partes pueden quedar sin cocerse adecuadamente. Lo ideal es ponerlo a hervir en la estufa o cocinarlo en el horno de convección para regular la temperatura.  

Lácteos. No es recomendable calentar la leche ni otros productos lácteos (como la mantequilla) en el microondas debido a que, al ser sometidos a temperaturas tan elevadas, pierden una buena parte de sus nutrientes, como los minerales y la vitamina B12. 

Pescados y mariscos. Ocurre algo similar que con la carne de pollo. Si no se cuecen completamente y de forma homogénea pueden quedar partes crudas que se convierten en fuente de bacterias peligrosas, mientras que al recalentarlos en el microondas, las bacterias pueden multiplicarse con la continua exposición al calor. Lo ideal es cocinarlos en la estufa u horno de convección y comerlos recién hechos.

Finalmente, independientemente del tipo de comida de que se trate, es importante saber que la calidad inicial de los alimentos se modifica cada vez que se recalientan. Por ello es recomendable preparar cada día la cantidad que se va a consumir, o bien, tomar sólo la porción que se va a comer en cada momento, para evitar calentarlo todo una y otra vez.