Cada día aparecen más productos con beneficios antinflamatorios en el mercado, lo cual provoca que este término continúe su esparcimiento en las esferas de salud y bienestar. Vas a escuchar cada vez más sobre dietas especiales para este fin, verás más publicaciones que las promueven y muy probablemente te animarás a probar sus beneficios, por lo que es importante que sepas que no sólo se trata de comer algunos superalimentos para combatir la inflamación, sino de obtener una nutrición completa en tu vida cotidiana.
La inflamación es la forma en la que tu cuerpo le indica al sistema inmunitario que sane y repare el tejido dañado o que se defienda de compuestos dañinos, como bacterias y virus. La sangre y los fluidos que transportan células inmunes y proteínas plasmáticas al área en peligro o área lesionada a menudo causan enrojecimiento, calor o hinchazón. Todo esto es parte del proceso de curación natural del cuerpo y no siempre es algo malo.
Hay dos tipos de inflamación: aguda y crónica. La inflamación aguda en realidad puede ser saludable, ya que ocurre temporalmente mientras el cuerpo se recupera de un entrenamiento o una enfermedad. La inflamación crónica es a la que debes prestar más atención.
La diferencia entre ambas es que la inflamación aguda es una la forma en la que el cuerpo resuelve problemas, pues así combate los compuestos no deseados; por otro lado la inflamación crónica causa problemas, no los resuelve, y además es más duradera.
El National Institute of Health explica que la inflamación crónica afecta a sistemas completos dentro del cuerpo durante un período prolongado, y se cree que es un factor de riesgo para muchos padecimientos crónicos comunes, como enfermedades cardiacas, cáncer, diabetes e incluso depresión. Este proceso puede empezar aun sin lesiones.
Lo que incluyes en tu dieta (y lo que no) puede afectar la respuesta inflamatoria de tu cuerpo. Si bien no existe necesariamente una dieta perfecta para combatir la inflamación, una investigación señala los beneficios de consumir más alimentos de origen vegetal y ácidos grasos omega 3, así como menos alimentos procesados, azúcar y grasas saturadas.
Ante la cantidad de productos como suplementos, tés u otros "productos de bienestar" que afirman que reducen la inflamación, es mejor que dudes sobre sus poderes mágicos. La mayoría de estos productos no están respaldados por la Food and Drug Administration (FDA), por lo tanto, es mejor priorizar los alimentos en su forma completa sobre polvos, concentrados o cualquier forma de extracción.
Si bien existen superalimentos específicos con beneficios antinflamatorios como el acai y la granada, te puede beneficiar consumir más frutas y verduras en general, según datos que se encontraron en un estudio. No necesitas hacer una dieta exclusiva de alimentos específicos, simplemente incluye más frutas y verduras, las que más te gusten y prefiere las de temporada, que puedes comprar en el mercado local o directamente con los agricultores.
Elige grasas más saludables, como los omega 3 en el salmón y la linaza, porque éstas pueden aumentar los compuestos antinflamatorios en el cuerpo. Consume alimentos como el kéfir y el kimchi, que también mejorarán tu salud intestinal, lo cual es fundamental para evitar la inflamación crónica. Incluso cambiar la pasta refinada por la de trigo integral puede tener un gran impacto, ya que en un estudio se encontró que en los participantes que cambiaron de granos refinados a granos enteros se redujo significativamente la inflamación.
No necesitas preocuparte tanto por consumir un alimento específico para combatir la inflamación, pero sí puedes evitar algunos, o al menos reducir su consumo. Los alimentos ultraprocesados, como los embutidos, así como productos cargados de azúcar refinada, sodio, carbohidratos refinados y grasas saturadas, están todos relacionados con la inflamación. El alcohol y las bebidas azucaradas se deben considerar como un gusto ocasional, porque no entran en una dieta antinflamatoria.
En un estudio de la Universidad de Bonn en Alemania, se encontró que el cuerpo trata la comida rápida como una infección bacteriana, lo que provoca una respuesta inflamatoria. Consumir demasiada de esta comida puede provocar inflamación crónica. En el estudio también se encontró que las dietas altas en azúcar y grasas pueden causar daños permanentes en tu sistema inmunológico, lo que pone en riesgo tu salud ante la diabetes y ataques cardiacos.
No se trata de abandonar las hamburguesas o pizzas (puedes comerlas de vez en cuando, si es que realmente te gustan), simplemente debes aumentar el consumo de alimentos de origen vegetal, como productos agrícolas, granos integrales, grasas no saturadas, especias, hierbas y legumbres. Esta es una manera simple de garantizar que tendrás una dieta antiinflamatoria. No es necesario invertir en cápsulas o en polvos costosos, sino elegir alimentos reales para combatir la inflamación crónica.
Con información de Cooking Light