Cuando tu piel tiene un mal día, y ese día se vuelve una semana a pesar de tus mejores intenciones de mantener hidratada y calmada tu complexión, las fluctuaciones hormonales pueden estar detrás. Para entender mejor este proceso, hay que conocer las cuatro fases por las que pasa tu cuerpo todos los meses.
La fase folicular y menstrual (son simultáneas durante 4 o 5 días al mes)
La folicular comienza el primer día de la menstruación y dura unos 13 días. La glándula pituitaria se comunica con ciertas hormonas para comenzar a producir óvulos en los ovarios nuevamente. Por lo general, no se experimentan muchos cambios en la piel durante esta fase (a menos que te hagan falta vitaminas y minerales). Aun así, tu epidermis te agradecerá que la mantengas nutrida e hidratada para fomentar su habilidad natural de regenerarse.
La fase de la ovulación
Inicia cuando las fases folicular y menstrual terminan, por ahí del día 14 del ciclo. El óvulo ya está preparado para ser liberado del ovario hacia la trompa de Falopio. Esta es la ventana de oportunidad para concebir o, por el contrario, para tener especial cuidado y evitar un embarazo no deseado. Es en esta fase cuando los niveles hormonales y la temperatura suben al máximo, situación que se asocia a los brotes de acné o granitos en la siguiente fase. Puede haber desequilibrio a causa del estrés y de no descansar, a lo que la piel responde con una sobrecompensación en forma de desintoxicación; es decir, expulsa lo que ya no le sirve en forma de grasa. Es recomendable prevenir este estrés al aplicar mascarillas calmantes.
La fase lútea
Empieza después de la ovulación y es cuando suele experimentarse el cambio más brusco. Después del aumento de los niveles hormonales, inmediatamente éstos decaen para ayudar a preparar la salida del revestimiento uterino (si es que no hubo fecundación). Además de monitorearte para tener una alimentación balanceada, es una etapa en la que el cerebro puede sentirse cansado, por lo que tal vez sientas necesidad de una siesta. Como no vivimos en una sociedad donde te puedas dedicar tiempo y bajar el ritmo durante esta fase, es normal que recurras a un arreglo rápido como aumentar tu consumo de cafeína. Para cuidar tu piel descansa más, duérmete más temprano y añade a tu rutina de belleza un sérum de ácido hialurónico que rejuvenezca tu complexión agotada.
Lo más importante es que permanezcas conectada con tu cuerpo durante todas las fases. La razón principal de que exista un desequilibrio es que las fluctuaciones hormonales combinadas con el estrés bloquean el sistema linfático. Pero en esencia, tu piel navega y se comunica contigo a lo largo de las etapas de la vida, así que elige la rutina de cuidado facial que mejor se adapte a ti.
Con información de The Chalkboard