Existen muchas personas cuyo mejor amigo, compañero, camarada y confidente es su perro, así que si eres uno de ellos, quizá esta noticia para ti suene dramática e insensible, pero desafortunadamente diversos estudios han demostrado que compartir cama con nuestras mascotas caninas puede ser un factor importante para estar fatigados y con deficiencias de sueño.

Por supuesto que pueden existir muchísimos otros motivos para sentirnos “bajoneados” durante el día y que no tengan nada que ver con nuestros perros, pero aquí queremos hablar un poco sobre lo que podría ocasionar dormir todo el tiempo con ellos. Antes debemos aclarar: hay diferencia entre que el perro duerma en nuestra misma habitación y entre que duerma en la misma cama que nosotros. Mientras esté en la habitación no pasa absolutamente nada, el problema aparece cuando duerme justo junto a nosotros. ¿Por qué?

Los científicos han estudiado las consecuencias de dormir con perros y la mayoría de ellas proviene de que, sin darnos cuenta, los movimientos de nuestro perro interrumpen los ciclos del sueño, haciéndonos entrar y salir de ellos de manera inconclusa, lo que ocasiona graves perjuicios a largo plazo. Los síntomas pueden ser: agotamiento, nula capacidad de concentración, somnolencia, irritabilidad, fatiga, mal humor y un largo etcétera que tiene que ver con deficiencias de descanso. Es posible que defendamos nuestro derecho a dormir con perros, pues en verdad no es fácil darnos cuenta de que podríamos estar perdiendo momentos cruciales de descanso por dos principales motivos: 1) no identificamos que interrumpimos el ciclo del sueño hasta que ya hay consecuencias y 2) no queremos responsabilizarlos a ellos. ¿Cuál es la solución entonces?

Definitivamente no tienes que sacar a tu compañero al patio ni a la sala, puede seguir durmiendo en el mismo cuarto que tú, sólo enséñale que él tiene su propia cama, cerca de la tuya, pero que no dormirá contigo. Poco a poco, desacostúmbralo a subirse a tu colchón y meterse bajo las cobijas; puedes recompensarlo cada vez que permanezca en su sitio, y por supuesto, vuélveselo agradable, con mantas cómodas y quizá con alguno de sus juguetes cerca (ojo: que no sean de los chillones o sería contraproducente). Con esta sencilla medida aplicada gradualmente podrás lograr una mejor convivencia nocturna con tu mascota, para que entre ambos sólo haya tranquilidad y amor de por medio.