Actualmente se ha abierto un debate entre quienes consideran que las personas con obesidad y sobrepeso deberían bajar los kilos que tienen de más para tener una vida más saludable y quienes dicen que cada persona debe amarse y aceptarse como es, sin importar el peso o la talla; y también están aquellos para quienes la apariencia lo es todo y juzgan a quienes no cumplen con los estándares de belleza basados en estereotipos.
Lo cierto es que, más allá de temas de apariencia y de cumplir o no con los patrones del “cuerpo ideal”, el sobrepeso y la obesidad conllevan importantes riesgos para la salud, como una mayor probabilidad de tener problemas cardiacos, respiratorios, articulares, óseos y cerebrales, e incluso problemas emocionales y mentales, como baja autoestima o depresión.
Así que, si tienes unos kilos de más, no bases tu objetivo de deshacerte de ellos en cuestiones superficiales, hazlo principalmente por ser más saludable y tener una mejor calidad de vida a largo plazo. Las siguientes son sólo algunas de las formas en las que perder peso puede mejorar tu bienestar.
Muchas personas con sobrepeso u obesidad se enfrentan a temores sobre los riesgos de contraer enfermedades potencialmente mortales. Es una preocupación válida y no debe tomarse a la ligera. Estas son algunas de las enfermedades frente a las que correrás menos riesgo si pierdes peso:
Enfermedades del corazón. El exceso de peso ejerce una gran presión sobre el corazón, que tiene que bombear más y con más fuerza para que la sangre circule correctamente por todo el cuerpo. Los problemas cardiovasculares están tan relacionados con la obesidad que se han escrito innumerables estudios sobre el tema, y en casi todos se ha llegado a una conclusión similar con respecto a la tensión cardiaca debido al peso adicional.
Hígado graso no alcohólico. Este término se refiere a cualquier enfermedad hepática no causada, o al menos, en su mayoría no causada por el alcohol. La investigación ha encontrado que todo tipo de enfermedades diferentes de este tipo pueden estar relacionadas con la obesidad.
Cáncer. La obesidad se ha considerado un factor de riesgo para el desarrollo de cáncer. Se cree que los vínculos patógenos son la razón detrás de las pruebas de cáncer positivas más altas entre las personas con sobrepeso, con problemas como la diafonía celular, el estrés oxidativo, la hipoxia y más que desencadenan el crecimiento de células cancerosas.
Asma y enfermedades respiratorias. Cuanto más pesada es una persona, mayor es su riesgo de desarrollar asma. Esto puede deberse a que la mayor cantidad de grasa en el cuerpo, sobre todo en la parte alta, reduce el volumen de los pulmones, lo cual afecta la función respiratoria.
El dolor de rodilla es común en personas con sobrepeso. El sobrepeso aumenta el riesgo de desalineación de las articulaciones y ejerce aún más presión sobre las rodillas. Bajar de peso ayudará a eliminar la tensión de las articulaciones, lo que reducirá el riesgo de desarrollar desgaste.
La osteoartritis está relacionada en numerosos estudios con la obesidad. La grasa siempre libera proteínas que causan inflamación, lo cual coloca al organismo en un estado de inflamación crónica que afecta numerosos aspectos de la salud. Esta inflamación puede aumentar el riesgo de que las articulaciones desarrollen osteoartritis.
Si el dolor de cabeza es molesto, las migrañas pueden ser debilitantes. Arruinan la productividad, te roban el pensamiento positivo y, en algunos casos, pueden dejarte completamente inoperante.
Si tienes sobrepeso, perder algunos kilos podría reducir la aparición de las migrañas, pues diversos estudios han demostrado que bajar de peso puede reducir la intensidad, duración y frecuencia de los dolores de cabeza.
¿Alguna vez deseaste poder recordar más? Los estudios indican que perder peso podría ayudarte con ese proceso. Cuando tienes sobrepeso, tu cerebro puede encogerse en el lóbulo temporal, responsable de la memoria, lo que lleva a una percepción empeorada y las cosas se vuelven demasiado fáciles de olvidar.
De acuerdo con algunos estudios, las personas que bajan de peso y, por ende, presentan una reducción en el índice de masa corporal (IMC), suelen presentar niveles más bajos de inflamación y resistencia a la insulina, los cuales podrían jugar un papel importante en la determinación de la función cognitiva y la memoria en general.
En el estudio "La pérdida de peso mejora la memoria y altera la actividad cerebral en mujeres con sobrepeso", publicado por la Endocrine Society en 2013, los investigadores descubrieron que en las mujeres que perdieron peso al hacer dieta durante más de medio año se había alterado la actividad cerebral en ciertas áreas, específicamente en las que se usan para tareas relacionadas con la memoria.
Bajar de peso puede conducir a una mayor libido, pues muchas personas tienen un deseo más fuerte de intimidad que antes. Esto puede deberse a que adquieren una mayor autoestima al sentirse a gusto y cómodos con su cuerpo, tienen una mejor resistencia física y sentimientos de satisfacción, además de la reducción del riesgo de disfunción eréctil debido a un mejor flujo sanguíneo.
En el terreno de la función reproductiva, con la obesidad vienen muchos cambios hormonales y dificultades que afectan los niveles de fertilidad y hacen que la concepción sea más difícil. Además, incrementa el riesgo de tener complicaciones durante el embarazo y el parto.
Si ahora que conoces algunos de los muchos beneficios de mantener un peso saludable te has decidido a bajar esos kilos de más, ten en cuenta que no es algo que sucederá de la noche a la mañana; bajar de peso toma su tiempo y requiere de esfuerzo, constancia, paciencia y disciplina.
No recurras a dietas milagrosas ni productos mágicos que prometen resultados increíbles en poco tiempo, pues eso sólo perjudicará tu salud y ocasionará un efecto “rebote” en el que, con el tiempo, recuperarás el peso perdido e incluso ganarás más.
Para lograr un peso saludable, lo más adecuado y efectivo es la combinación de una alimentación balanceada y actividad física diaria.
Si lo que tienes que bajar es poco, puedes lograrlo al hacer cambios en tu dieta: aprende a elegir sabiamente tus alimentos, incluye más frutas y verduras, consume suficientes proteínas, reduce o elimina los alimentos procesados, modérate con los carbohidratos y azúcares, y bebe suficiente agua; además, haz al menos 30 minutos de ejercicio cada día.
Si tu problema es de obesidad, lo ideal es que consultes con un nutriólogo para que te dé una dieta adecuada a tus necesidades y objetivos, así como un plan de actividad física en el que comiences con ejercicios de bajo impacto para no lastimar tus articulaciones, y poco a poco puedas aumentar el tiempo y la intensidad.
En el proceso, sé compasivo contigo mismo, no te juzgues ni te exijas de más, y no te sientas culpable cuando no logres los objetivos en el tiempo programado, si rompiste la dieta un día o no pudiste hacer ejercicio; es normal y a todos les pasa. Deja pasar ese momento, sigue con constancia los días siguientes y haz los cambios necesarios de forma gradual, para que tu cuerpo se habitúe a ellos poco a poco.
Finalmente, haz que tus principales objetivos al perder peso sean tu bienestar y el cuidado de tu salud, pues preocuparte sólo por la apariencia o por lo que los demás piensen o digan no es el pensamiento motivacional más efectivo.
Aprende a amarte a ti mismo y piensa que esos cambios y pequeños sacrificios que harás son por y para ti, porque te amas y quieres estar bien hoy y mantenerte saludable con el paso del tiempo; esa será tu mejor motivación a largo plazo.
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