La endometrosis es un padecimiento común que afecta a una de cada 10 mujeres en edad fértil. Este padecimiento puede ser debilitante física y mentalmente, pero es posible vivir una vida plena con esta condición.
El doctor Arturo López Monsalvo, del Instituto Nacional de Perinatología, define la endometriosis como la presencia de glándulas y estroma endometrial funcionantes fuera de la cavidad uterina, con ciertas características que los hacen funcionalmente similares al tejido endometrial presente dentro del útero.
El doctor asegura que la endometriosis es un diagnóstico frecuente en ginecología y una de las condiciones quirúrgicas más comunes en mujeres jóvenes. En los siguientes puntos está todo lo que necesitas saber al respecto.
Esta condición ocurre cuando un tejido similar al uterino crece en cualquier lugar de la región pélvica de la mujer donde normalmente no se encuentra, incluso en el exterior del útero o en los ovarios, las trompas de Falopio, la vejiga o los intestinos.
También, aunque con menor frecuencia, el crecimiento ocurre en otros órganos como el diafragma, los pulmones e incluso el cerebro. Este tejido actúa como lo haría normalmente, pero la sangre queda atrapada.
Las cuatro clases de endometriosis son: mínima, leve, moderada y severa. La agrupación depende de la extensión, la gravedad de las adherencias y el grado de bloqueo de las trompas de Falopio.
Sin embargo, la etapa no depende de la cantidad de dolor; alguien con un caso mínimo podría tener un dolor insoportable, mientras que en un caso grave se puede no sentir dolor.
Los factores genéticos predisponen a las mujeres a padecerla, pero hay muchas otras teorías. Podría ser el resultado del flujo de sangre a través de las trompas de Falopio, hacia la cavidad pélvica. O bien, una respuesta inflamatoria a las células endometriales que están presentes donde no pertenecen.
Una causa de esto podría ser que las células endometriales sean plantadas en otros lugares cuando una mujer se somete a una cirugía, como una cesárea.
El extremo dolor pélvico que empeora durante la menstruación es común, pero no todas las mujeres con endometriosis sienten dolor. Otros síntomas incluyen sangrado abundante durante periodos, dolor durante las relaciones sexuales, dolor al orinar o tener movimientos intestinales e incluso infertilidad.
Los quistes llamados endometriomas se pueden formar en los ovarios. Además, las mujeres pueden experimentar fatiga, estreñimiento, diarrea, distensión abdominal y náuseas.
La extirpación quirúrgica de las adherencias puede ser necesaria en algunos casos y por ello es posible que posteriormente se requiera de reproducción asistida. Sin embargo, hay muchas mujeres con endometriosis que no tienen problemas para quedar embarazadas, por lo que la infertilidad no es un conflicto.
Una investigación publicada por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos demuestra que una mujer tiene más probabilidades de contraer esta condición si tiene su primer periodo a una edad temprana o si tiene un ciclo corto. Si una mujer nunca ha estado embarazada, tiene anomalías en el útero, obstrucción del flujo menstrual, un flujo intenso o una menopausia tardía, corre un mayor riesgo.
Las mujeres tienen más probabilidades de contraer esta enfermedad si otras de su familia la han padecido. También hay una mayor probabilidad de contraerla si una mujer tiene un índice de masa corporal (IMC) bajo o bebe alcohol.
El cáncer de ovario parece ocurrir con más frecuencia en las mujeres con endometriosis que en las que no lo tienen, pero afortunadamente el riesgo es bastante bajo.
Desafortunadamente, ninguna prueba de laboratorio en sangre u orina puede identificar la endometriosis. La única forma es mediante una laparoscopía (cirugía para examinar los órganos) y una biopsia de tejido. La endometriosis es difícil de confirmar con técnicas de imagen como una tomografía o una ecografía.
A menudo las mujeres sufren durante mucho tiempo antes de recibir un diagnóstico, porque puede confundirse con los síntomas del periodo normal o con problemas digestivos.
Existe el mito de que el embarazo cura este padecimiento, pero sólo alivia los síntomas debido a un cambio en las hormonas. Para aliviar el dolor, se utilizan algunos medicamentos como los analgésicos de venta libre. Algunos medicamentos hormonales y anticonceptivos pueden regular los niveles hormonales y aliviar las molestias, pero pueden producir efectos secundarios.
La cirugía para eliminar las adherencias y el tejido cicatricial puede ayudar, pero no hay garantía. Una histerectomía y la extirpación de los ovarios pueden disminuir el dolor, pero esta es una solución drástica y definitivamente un último recurso.
Además de los medicamentos y la cirugía, los métodos para disminuir las molestias son los baños calientes o de asiento, y también las almohadillas térmicas para reducir dolores. Es necesario dormir bien y mantener una buena nutrición.
Con información de Bolde