Muchas personas se miran al espejo y se sienten insatisfechas con su reflejo; y eso no cambia, incluso a pesar de toda la motivación que llega de la mano del movimiento “body positive”, o positividad corporal, en el que se considera que todos los cuerpos son bellos, sin importar cómo sean.
Si a ti te sucede que no te gusta lo que ves al estar frente a un espejo, debes saber que lo que ves en tu reflejo es sólo un aspecto de tu identidad y que es posible abrazarte y aceptarte tal como eres, incluso si en realidad no te gusta tu cuerpo.
De hecho, tu cuerpo ni siquiera tiene que entrar en la conversación y esto es justo en lo que se basa el movimiento de neutralidad corporal.
La neutralidad corporal promueve la aceptación de tu cuerpo tal como es, no al tratar de convencerte de que es bello cuando no lo crees así, sino al hacerte ver que tienes habilidades y características no físicas que te hacen ser tú y que están por encima de tu apariencia.
Este movimiento tiene como objetivo descentralizar el cuerpo como objeto, al desafiar el mito de que la forma en que te ves determina tu valor. También crea espacio para alejarse de las conversaciones corporales en general.
Tomar una perspectiva neutral hacia tu cuerpo implica apartarte de la idea de que tienes que cultivar el amor por él o esforzarte por amarlo todos los días. En cambio, se enfoca en lo que haces con tu cuerpo, en aceptarlo y respetarlo, a pesar de sus imperfecciones o carencias; y también este movimiento se enfoca mucho en cómo piensas y sientes.
Aceptar tu cuerpo y amarlo no son ideas mutuamente excluyentes, pero la neutralidad del cuerpo ofrece un punto medio firme entre el odio y el amor al cuerpo. En resumen, la neutralidad corporal se basa en que puede que no siempre ames tu cuerpo, pero aún así lo cuidas y respetas, y puedes vivir feliz y bien.
Para comprender mejor de qué se trata todo esto, empecemos por tener claras las diferencias entre el movimiento de positividad corporal y el de neutralidad corporal.
La positividad corporal alienta a las personas a amar y sentirse bien con su cuerpo, sin importar cómo se vea, por lo que se basa en la idea de que todo el mundo es hermoso, sea como sea.
Sobre el papel, amar tu cuerpo suena como una meta maravillosa. Sin embargo, con la positividad corporal, tu cuerpo sigue siendo el centro de la conversación, algo que no funciona para todos. Eres más que solo tu cuerpo, después de todo, y la belleza no es el único rasgo digno de valor.
Por otro lado, la neutralidad ofrece lo que muchos consideran una mentalidad más realista. Este movimiento reconoce que es posible que no ames tu cuerpo día tras día y se basa en la idea de que está bien que no te guste del todo lo que miras en el espejo, sin embargo, a pesar de eso que no te gusta de ti, puedes aceptar tu cuerpo y respetarlo tal como es, incluso cuando no lo amas en toda la extensión de la palabra.
La neutralidad corporal también significa que puedes sentirte agradecido de tener un cuerpo fuerte y saludable, que te permite hacer las cosas que quieres hacer, aunque no sea “perfecto” y aunque tenga detalles que no te agradan del todo.
La neutralidad corporal te ayuda a reconocer y priorizar cómo te sientes en tu cuerpo. Esto podría significar que haces ejercicio porque te sientes bien y disfrutas el movimiento, no para adelgazar o cambiar tu cuerpo. Es aceptar tu cuerpo por lo que es: el vehículo que te lleva de un lugar a otro y te permite disfrutar de todo lo que la vida tiene para ofrecer.
Practicar la neutralidad corporal es saber escuchar a tu cuerpo para saber cuándo parar o tomarte un día libre, o que te puedes dar permiso de comer lo que te gusta, sin preocuparte en exceso por las calorías. Pero ojo, la neutralidad del cuerpo no significa tomar decisiones poco saludables. Significa escuchar a tu cuerpo y dejar que te guíe.
También significa que puedes elegir usar ropa con la que te sientas bien, que te resulte cómoda y te haga estar a gusto, sin preocuparte si se trata de prendas de moda o de determinada marca.
¿Para quién es la neutralidad corporal? En realidad puede beneficiar a todos, pero el movimiento resuena particularmente con las personas que encuentran que amar su cuerpo es un desafío, puesto que te alienta a mirar más allá de la apariencia física y romper el hábito de conectar tu cuerpo con tu sentido de autoestima.
Esta forma de ver las cosas te permite apreciar las habilidades únicas de tu cuerpo y valorarlo por lo que hace, en lugar de criticar los defectos que otros han señalado o preocuparte por cómo te ven los demás. Destaca la idea de que está bien no amar tu cuerpo o querer pasar mucho tiempo pensando en tu apariencia.
Elimina el tema corporal de tus conversaciones. Esto incluye la conversación corporal que tienes contigo mismo. Por ejemplo, en lugar de juzgarte y sentirte mal cuando una prenda te quede algo ajustada, mejor puedes elegir algo se sienta cómodo y fácil de usar.
Redirige las conversaciones negativas sobre el cuerpo. Si alguien menciona el peso, el tamaño del cuerpo (tuyo o de alguien más) o expresa descontento con su propio cuerpo, cambia el enfoque de la conversación y explora el tema de cómo se sienten tú y la otra persona en ese momento, para dejar de centrarse en la apariencia propia o de terceros.
Come los alimentos que quieras comer. Esto no significa que vas a comer pizza y pastel de postre todos los días, sino que vas a dejar de obsesionarte con el conteo de calorías o con llevar una dieta restrictiva para optar por una alimentación equilibrada, que no deje fuera tus gustos y antojos. Elige alimentos enteros y frescos, que brinden nutrición esencial a tu cuerpo, pero también asegúrate de disfrutar postres y refrigerios con moderación, pues la comida es un placer que no te debes negar.
Escucha a tu cuerpo. El ejercicio es fundamental para una buena salud, pero eso no significa que debes hacer lo que todo el mundo hace. Opta por actividades físicas divertidas, no aquellas que se sientan como un castigo. Cuando te sientas cansado y agotado, no te hagas pasar un mal rato por tomártelo con calma; toma un descanso cuando lo necesites y sé compasivo contigo mismo.
Reconoce y reformula los pensamientos de odio al cuerpo. Cuando te des cuenta de que criticas tu cuerpo, considera lo que él está haciendo por ti en ese momento, concéntrate en su fuerza y capacidad para sanar, moverse, adaptarse, etcétera.
Sé paciente y constante. Aceptar tu cuerpo no es algo que sucederá de un día a otro, por lo que paciencia y constancia son la clave en el proceso. Cada vez que estés cayendo de nuevo en el bucle de juzgar y menospreciar tu cuerpo, repasa estos puntos y trae a tu mente todas las cosas buenas que has hecho gracias a tu cuerpo y todo lo que hace día a día por ti.