Durante los últimos días se ha hablado mucho sobre la viruela del mono o viruela símica, una enfermedad que, si bien no es nueva, sus brotes se habían mantenido muy contenidos dentro del continente africano, donde era considerada una enfermedad endémica; pero ahora, se ha dado el mayor brote del que se tiene registro fuera de África y esto ha encendido las alarmas, debido a que se está expandiendo por cada vez más países.

 

A pesar de esto, los organismos internacionales de salud, así como expertos en epidemiología aseguran que, por el momento, la viruela del mono no constituye una amenaza para la salud de la población en general, y ya se están estudiando los casos actuales para conocer más acerca de las formas de contagio, para así poder establecer los mejores mecanismos de prevención.

 

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Si no has estado muy enterado del tema, aquí te damos un resumen con las cinco cosas que debes saber sobre la viruela del mono.

 

Qué es la viruela del mono

Se trata de una zoonosis viral, es decir, es una enfermedad ocasionada por un virus transmitido de los animales a los seres humanos. Es considerada una enfermedad rara, que produce síntomas parecidos a los de la viruela –que fue erradicada en 1980–, aunque menos graves.  

 

La viruela símica se detectó por primera vez en los seres humanos en 1970, en la República Democrática del Congo (que en ese entonces se llamaba Zaire). Desde entonces, esta enfermedad sigue apareciendo esporádicamente en algunas partes centrales y occidentales de la selva tropical de África occidental, de donde proceden la mayoría de los casos notificados. 

 

Cómo se contagia 

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la infección primaria (la que pasa por primera vez del animal al humano) se produce por contacto directo con la sangre, los líquidos corporales o las lesiones de la piel o las mucosas de animales infectados.

 

En África se han dado contagios por la manipulación de monos, ratas gigantes de Gambia o ardillas infectados. Se considera que los roedores son los principales portadores del virus y un posible factor de riesgo en la región africana es la inadecuada cocción de la carne de animales infectados.

 

La transmisión secundaria (la que se transmite de persona a persona) puede producirse por el contacto directo con las secreciones infectadas de las vías respiratorias o las lesiones cutáneas de una persona infectada; así como al manipular objetos, ropa, toallas o sábanas que hayan sido contaminados recientemente con los fluidos del paciente o materiales de la lesión. 

 

La transmisión se produce principalmente por gotículas respiratorias, generalmente tras prolongados contactos cara a cara con la persona enferma, por lo que las personas que viven en la misma casa que los pacientes se encuentran en un mayor riesgo de infección. 

 

Las autoridades sanitarias recomiendan no compartir objetos con las personas enfermas ni manipular los objetos o prendas que hayan utilizado, además de evitar el contacto cercano con los pacientes contagiados. 

 

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Cuáles son los síntomas

La Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido (Ukhsa, por sus siglas en inglés) señala que, al inicio, los síntomas de la enfermedad suelen ser parecidos a los de una gripe e incluyen:

- Fiebre

- Dolor de cabeza intenso

- Dolores musculares

- Dolor de espalda

- Escalofríos

- Agotamiento o falta de energía

- Ganglios linfáticos inflamados

 

El síntoma más característico aparece entre uno y cinco días después de que se presenta la fiebre y consiste en la erupción cutánea, que por lo general comienza en la cara y luego se extiende a otras partes del cuerpo, principalmente manos y pies. En muchos de los casos actuales, los pacientes también han reportado la aparición de la erupción en la zona genital.

 

Los síntomas de esta enfermedad duran de 14 a 21 días y su evolución depende del grado de exposición al virus, el estado de salud del paciente y la gravedad de las complicaciones. Si una persona presenta este tipo de erupción debe acudir al médico y aislarse para evitar transmitir la enfermedad a otros.

 

Aunque la mayoría de los casos en los brotes actuales han presentado síntomas leves de la enfermedad, el virus de la viruela del mono puede causar una enfermedad grave en ciertos grupos de población, como los niños pequeños, las mujeres embarazadas y las personas inmunodeprimidas.

 

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Países con casos confirmados y sospechosos

Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta este martes 24 de mayo se tienen registrados 131 casos confirmados de viruela del mono en el mundo, además de otros 106 que se mantienen como sospechosos; la mayoría de ellos están ubicados en Europa, aunque también ya se tienen casos en Canadá, Estados Unidos y Australia.

 

Hasta el día de hoy, hay casos confirmados en Australia, Bélgica, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Portugal, España, Suecia, Dinamarca, Pakistán, Israel, el Reino Unido y Estados Unidos, según la OMS.

 

Entre estas naciones, las que han notificado un mayor número de contagios son España, con 51; Portugal, con 37; y Reino Unido, con más de 20, mientras que el resto se mantienen con entre uno y cinco casos confirmados.

 

En el caso de Latinoamérica, únicamente Argentina ha reportado un solo caso sospechoso, por lo que, hasta el momento, los países de la región se mantienen libres de contagios de la viruela del mono.

 

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Primera cuarentena por viruela del mono

Luego de detectar cuatro casos confirmados de la viruela del mono en su territorio, Bélgica se convirtió en el primer país en decretar cuarentena obligatoria de 21 días para quienes se contagien del virus.

 

“Las personas infectadas tendrán que entrar en aislamiento por contacto hasta que las heridas sanen”, informaron las autoridades sanitarias a través de un comunicado, donde agregan que los pacientes que resulten contagiados recibirán instrucciones concretas sobre el seguimiento de su enfermedad por parte de su médico tratante.

 

Además, las autoridades sanitarias de Bélgica solicitan permanecer aisladas a las personas que vivan en la misma casa, que tengan contacto sexual o que mantengan cualquier tipo de relación cercana con las personas a quienes se les haya diagnosticado el virus, como una medida de precaución para prevenir más contagios.