Uno de los mitos más extendidos sobre el ejercicio es que te permitirá "comer lo que quieras" sin engordar. Cuando una persona muy activa come en grandes cantidades, no falta quien diga que "puede" hacerlo porque se ejercita mucho. Sin embargo, este mito es falso. Ni todo el ejercicio del mundo puede contra una mala alimentación o un metabolismo aletargado. 

Vayamos por partes: las personas engordamos cuando consumimos más calorías de las que gastamos, así que si tu rutina de ejercicios quema entre 200 y 500 calorías diarias, podrás añadir a tu consumo de alimentos por día unas 400 calorías sin problemas y sin engordar. No obstante, si te pasas de esa cantidad, aunque sigas haciendo ejercicio vas a subir de peso. Es decir, lo importante es alcanzar el balance entre las calorías que comes y las calorías que gastas.

Pero eso no es todo, pues el metabolismo también juega un papel muy importante en esta ecuación. Un metabolismo lento no quemará la misma cantidad de calorías que uno más acelerado y para que tu metabolismo trabaje adecuadamente no sólo necesitas ejercitarte sino que también debes tener buenos hábitos alimenticios, beber suficientes líquidos y descansar lo suficiente. 

Otro factor importante es la cantidad de grasa corporal; aun en reposo, el músculo quema muchas más calorías que la grasa, así que las personas que se ejercitan constantemente "adelgazan" incluso cuando no hacen nada, pero para mantener sus músculos saludables deben consumir alimentos altos en proteína. De nuevo, la alimentación es fundamental.

Si deseas que tu metabolismo se active, además de la actividad física debes consumir alimentos como manzana, pescado blanco y vegetales de hoja verde. Recuerda que ninguna rutina de ejercicio puede contrarrestar los efectos de una alimentación hipercalórica y basada en comida chatarra.