En ocasiones resulta complejo identificar las situaciones en las cuales, por el bien común, puedes ceder un poco en tus intereses y gustos, y aquellas en las que definitivamente tus necesidades son la prioridad, incluso sobre las opiniones (o presiones) de los que te rodean, sin importar si son amigos, familiares o simples conocidos.
Por lo general, el egoísmo tiene connotaciones negativas, pues se asocia al desinterés por los otros, al ensimismamiento e incluso a la avaricia o la soberbia. No obstante, según la circunstancia, a veces es necesario poner en primer lugar los propios deseos, en vez de ceder a las peticiones de los demás. A continuación, las cinco situaciones más comunes donde no es egoísta apegarte a tus necesidades:
1) Cuando estás enfermo. Suena a obviedad y quizá lo es, pero hay mucha gente que no entiende cuando estás enfermo o te sientes mal y buscará cambiar tus planes o incitarte a cosas que realmente no deseas hacer. Sin contar el riesgo de contagio, resulta por demás impertinente que te insistan en tomar decisiones contra tu voluntad de descansar si estás enfermo.
2) Cuando tienes mucho trabajo. Resultaría una muy mala decisión que fallaras en el trabajo o dejaras pasar una cita importante por acatar opiniones contrarias de la gente que te rodea. Tu trabajo es parte fundamental y poner en riesgo tu desempeño sería contraproducente. Cuidarlo no es egoísta, es necesario.
3) Cuando sientes que se aprovechan de ti. Es importante hacer caso a las intuiciones y corazonadas, sobre todo cuando tienes antecedentes de gente que quiere aprovecharse de tu amabilidad para que cedas a lo que quieren. Si sientes que una situación se torna desfavorable para ti en beneficio de los deseos de alguien más, no temas retirarte diplomáticamente de la situación.
4) Cuando estás realmente cansado. Ni qué decir. El cansancio profundo, ya sea físico o mental, no es cuestionable; es más, cuando te obligas a continuar actividades aun con el cansancio a cuestas, pones en riesgo tu salud. Así que si estás exhausto por el motivo que sea, invierte tu tiempo en recuperarte y que no te importe lo que los demás quieran o piensen.
5) Cuando te hiciste una promesa. Este punto es de los más difíciles de entender para el resto de la gente: las promesas personales. Sea cual sea el motivo por el que te hayas prometido hacer o no hacer algo, debes mantenerte firme en esa decisión y no cambiarla por presiones externas.
Decir NO a los intereses que pretenden sobreponerse a los tuyos puede parecer algo en ocasiones difícil debido a los juicios que podrías enfrentar, pero para esos casos aquí encontrarás una guía para aprender a hacerlo sin culpa cuando sea necesario.
¿En qué otros momentos consideras primordial no ceder ante otros intereses? ¿Te ha dado problemas reaccionar de este modo? Cuéntanos tu experiencia en los comentarios.