No hay mejor combo ganador que el de ayudar al planeta y a la conservación de los ecosistemas y al mismo tiempo hacer un ahorro de dinero. En la vida cotidiana, existen varias acciones que puedes cambiar con el objetivo de economizar tanto los gastos energéticos y de desperdicio, como el dinero que usas en los servicios y productos.

A continuación, una lista de ocho acciones para promover tu ahorro económico y, a la vez, cuidar el planeta.

1) Apaga luces que no utilices. Para comenzar, este consejo es de los básicos. Dentro de los servicios que pagas en tu hogar, la luz puede llegar a ser de los más caros si no tienes cuidado en la manera en que la utilizas. Durante las horas diurnas, abre las cortinas para evitar focos encendidos. Si no es suficiente y necesitas trabajar con luz, prueba hacerlo en el patio o jardín antes de encender alguna lámpara. Mientras menos tiempo permanecen encendidas las luces de una casa, más se contribuye a combatir el calentamiento global.

2) Come menos carne. Además de que la carne es una de las opciones más caras en la comida, su producción para el consumo humano conlleva un gasto de recursos inigualable, tanto de uso de agua como de mantenimiento y alimentación de ganado en las granjas de procesamiento. Mientras menos contribuyas a estos procesos, más ayudas a tu bolsillo y al medioambiente.

3) Cocina en casa. Uno de los mayores gastos en la rutina del día a día es comer fuera de casa: los alimentos que puedes conseguir en restaurantes son mucho más caros (a veces de hasta el triple de su valor) de lo que te pueden salir si los cocinas por ti mismo. Comprar vegetales en el mercado y preparar tus comidas bajará significativamente el gasto mensual y además evitarás la eliminación de basura de empaques, cubiertos desechables y demás material de la comida procesada o de restaurantes.

4) Seca la ropa al sol. Uno de los mayores gastos de energía lo generan las secadoras de ropa, debido al calor que deben producir para el secado. Si lavas ropa en casa, busca hacerlo en las mañanas y en días soleados, para que puedas tenderla y secarla al rayo del Sol y evites el uso de la secadora.

5) Usa servilletas de tela. Sustituye la compra de servilletas de papel por servilletas de tela que puedas lavar y reutilizar. Además de que son más bonitas y podrás darle un gran estilo a tu mesa y tus comidas, evitarás generar cantidades enormes de desecho anualmente, ya que en promedio, cada persona utiliza de dos a tres servilletas por comida, es decir, hasta nueve servilletas diarias.

6) Desconecta electrónicos. Aunque no lo creas, los aparatos electrónicos que se quedan conectados a la toma de corriente sin ser utilizados consumen cantidades pequeñas de energía. Si esto pasa, de manera acumulativa puede producirse un “gasto hormiga” de electricidad que, sin duda, se verá reflejado en tu recibo de luz. Desconecta todo lo que puedas, desde la televisión hasta el ventilador o el horno de microondas.

7) Toma duchas más cortas. Evita desperdiciar agua. Toma duchas más cortas y mientras esperas a que salga el agua caliente, coloca una cubeta bajo la regadera para utilizar esa agua posteriormente en el escusado o para trapear los pisos o regar las plantas. De esta manera, también tu recibo de agua bajará de forma considerable.

8) Instala focos ahorradores. Al igual que con apagar las luces que no ocupas y desconectar los electrodomésticos en reposo, sustituir los focos incandescentes por focos ahorradores es la mejor opción para contribuir al ahorro energético y económico. Es verdad que al principio es una inversión más grande, pues los focos ahorradores cuestan tres o cuatro veces más que los convencionales, pero a la larga esta medida hará una gran diferencia tanto en emisiones de dióxido de carbono como en tu gasto de pago de luz.

La lista puede crecer todavía más. ¿Qué otros consejos tienes para ahorrar y cuidar al planeta? ¡Compártelos con nuestros lectores en los comentarios!