Independientemente de si vivimos solos o acompañados por una o más personas, es normal que a pesar de que constantemente hagamos las labores de limpieza, poco a poco se vayan acumulando pequeñas basuritas que de pronto ya son un problema de suciedad que nos sorprende porque no tenemos ni idea de cómo llegó hasta ahí. Decimos que es normal porque aunque no nos demos cuenta, siempre estamos adquiriendo cosas y cambiándolas de un lugar a otro desapercibidamente. Resulta inevitable que con el transcurso de los días acumulemos sin querer elementos que nos sirvieron pero ahora ya no nos sirven, o que se vuelven olvidadizos de tan pequeños.
Si esto te ha sucedido varias veces y no sabes cómo evitarlo, aquí te damos los cinco pasos de una estrategia supersencilla para mantener tu casa limpia todo el tiempo:
1) Mantenlo simple. El primer paso es muy sencillo y consiste no en ser minimalista sino en tener conciencia de que no todo lo que tenemos es lo que necesitamos. Mantenerlo simple significa no complicarte con las decisiones sobre si adquirir o conservar algo que no sabes si en verdad necesitas. Mantenerlo simple también es mantenerlo “ligero”, “despejado”, “libre”; no abrumarte con el peso de las cosas que te rodean.
2) Organiza por categorías. Todos aquellos objetos o pertenencias que anden flotando por doquier y que no sabes dónde colocar, agrúpalos en contenedores, cajas o espacios divididos por categorías, no importa si se trata de ropa, accesorios, instrumentos de cocina, discos, revistas, etc. Si sabes dónde está cada cosa es más fácil mantener el orden y depositar en un lugar específico aquello que encuentres fuera de él. Sin embargo, también es importante no sobrecategorizar, es decir, tener demasiadas opciones de contenedores, así que evita clasificar por colores o tamaños, lo mejor será sólo por la naturaleza de los objetos.
3) Sé realista. Reconoce plenamente la identidad que tiene tu espacio y no trates de cambiarla a la fuerza. Una cosa es decorar o disponer los muebles a tu gusto y conveniencia, y otra muy diferente es añadir elementos que simplemente no le van; por ejemplo, si en tu pared ya no cabe un librero, no intentes ponerlo “a la fuerza” en las paredes del pasillo, o si conseguiste otra mesita de centro cuando ya tenías una, no es necesario ponerlas juntas. Acumular elementos fuera de lugar o en espacios caprichosos sólo fomentará que los llenemos de más cosas posiblemente inútiles.
4) Reutiliza todo lo que puedas. Cada vez que llegue a tus manos una bolsa de plástico o caja de zapatos o canasta, busca la manera de llenarla con aquello que no sabes dónde poner, y clasifícalo. Digamos que este tipo de cosas propensas al reciclaje son lo único que te puedes permitir recolectar, pero sólo cuando tengas muchas cosas sueltas y necesites darles organización. Si no es el caso, tampoco acumules.
5) Dedica un día no a limpiar sino a sacar. Hacer la limpieza es una tarea, pero sacar objetos acumulados es otra que incluso puede resultar relajante. Una vez cada 15 días puedes armarte de una bolsa de basura y recorrer todos los espacios de tu casa buscando aquello que no utilices o que hayas olvidado porque ya no lo quieres y tíralo, sin pensarlo dos veces. No se trata de que te deshagas de cosas que no estés utilizando al instante, sino de que reconozcas lo que llego a tus manos sólo por un momento de uso o que ya agotó su vida útil.
Pocas cosas domésticas resultan tan placenteras como saberse habitando un hogar limpio y ordenado. Además de que es saludable mantener las cosas en su lugar y los espacios libres de basura, el flujo de energía que se genera influirá en estados positivos de nuestro ánimo, sobre todo cuando además de la limpieza, procuramos una buena iluminación e incluimos algunas plantas de interior. A propósito, te compartimos este link donde podrás escoger las plantas adecuadas para tu casa según su energía.