Mudarte puede ser un momento estresante en tu vida. Además de todo lo que implica cambiar de dirección, organizar el transporte y hacerte a la idea del cambio, están todas tus cosas. Lo más sencillo es comenzar a deshacerte de lo que no necesitas antes de siquiera plantearte comenzar a empacar. Lo último que quieres es cargar con cajas llenas de cosas que no has usado desde la última mudanza.
Si esperas hasta el último momento, todos esos objetos que están por toda tu casa sin razón terminarán en grandes bolsas de cosas al azar con destino a tu nuevo hogar. Recuerda que mientras más guardes, menos permites que la energía fluya en tu espacio.
Cada día, dedica al menos 1 hora para tirar lo que te sobra y cerrar tres o cuatro cajas de lo que sí te quieres llevar a la nueva casa. Puedes incluir una caja especial de cosas para donar a quien más lo necesite. Asegúrate de darte el tiempo suficiente para que todo quede en orden y limpio. Es mejor encargarte de una zona a la vez (por pequeña que sea) a dejar a medio hacer la mitad de la casa y que empieces a sentirte abrumado. Guarda todo lo que no te sea esencial para la vida cotidiana. Te darás cuenta de que es posible vivir con los mínimos utensilios de cocina, poca ropa, etcétera.
Otros consejos que te pueden ser útiles:
- No te apegues a los objetos que te causan nostalgia. Muchas bodegas permanecen llenas de este tipo de cosas que traen recuerdos (a veces tristes) del pasado. Si en realidad fuera un tesoro para ti, pregúntate por qué no lo disfrutas todos los días como decoración visible en tu casa. Los objetos sentimentales son los más difíciles de dejar ir, pero también los más necesarios. Libérate, limpia tu energía y bendice tu nuevo espacio con vibraciones renovadas.
- Aprovecha para vivir sin exceso de juguetes. Si tienes pequeños de 2 años o más, pídeles que participen en la elección de juguetes indispensables a manera de juego. Cuando hayan elegido sus favoritos, guarda el resto y observa su actitud cuando lleguen a la nueva morada. Te sorprenderás de lo contentos que pueden estar con muy pocos juguetes.
- Pretende que vives de una maleta. Separa la ropa que necesitas para 2 semanas (como si estuvieras de viaje) y empaca el resto. Te darás cuenta de lo fácil que es tener limpio lo que usas a diario y todo el espacio que se libera en tu armario. ¿Realmente necesitas toda esa ropa con la que siempre cargas?
- Date un tiempo de descanso. Llevar a cabo el proceso de la mudanza es agotador tanto física como emocionalmente. Te drena la energía y puede parecer interminable. Por eso, cuando hayas trabajado más de 2 horas en organizar cajas y tirar cosas, regálate un pequeño premio como sentarte a tomar té o leer un libro. Así, cuando te encuentres agotado en pleno empaque, tendrás una recompensa en espera.
- Deja los utensilios de limpieza a la mano. Una vez que logres meter todas tus posesiones en cajas y que el camión llegue por ellas junto con tus muebles, las cosas de limpieza te serán básicas para deshacerte de todo el polvo y energía atrapada en el esfuerzo de mudarte. Si te parece demasiado, puedes optar por contratar un servicio de limpieza que se encargue de ese último detalle por ti.
- Sé agradecido con la que ha sido tu casa. Cuando llegue la hora de irse, tómate un momento para recordar todos los momentos felices vividos en el hogar que dejas y siéntete lleno de gratitud. Después, comienza a visualizar todos los recuerdos que harás en la nueva casa y siente cómo te llenas de emoción. ¡Que empiece la aventura!