El concepto detrás del minimalismo, “menos es más”, tiene un significado más profundo en su raíz. Eliminar el desorden y reducir hasta sólo mantener lo esencial en tu espacio es una forma de hacer lo mismo en tu mente. Deshacerse del tráfico mental, concentrarte sólo en lo que es importante es la definición de un estado emocional minimalista. Suena bien, ¿no?
Un diseño de interiores minimalista puede parecer algo limitante, pero no tiene por qué serlo. Algo de planeación y creatividad pueden hacerlo más fácil de lo que te imaginas. El primer paso es hacer una limpieza a fondo, que va de la mano con organizar lo que vas a conservar. Después, llega el momento de repasar los básicos de la decoración minimalista:
Prioriza la funcionalidad
Para que un espacio te brinde calma y serenidad, tiene que ser funcional y fácil de utilizar. Comienza con una evaluación de todas las cosas que no son funcionales en tu hogar y cómo resolverlo. Esto puede implicar mover muebles, objetos decorativos y utensilios varios para tener mejor acceso a ellos.
Planea tu almacenamiento
Un diseño minimalista no deja espacio para el desorden y el amontonamiento. Pero la vida cotidiana está llena de objetos que suelen terminar en sitios como la estancia, la barra de la cocina o la mesa del comedor. Para hacer la transición hacia el minimalismo más fácil y sostenible a largo plazo, piensa en tus hábitos de almacenamiento. Si estás acostumbrado a entrar a casa y dejar las llaves en una mesa, adapta una cajita o canasta donde puedas ponerlas. Así mantendrás la practicidad pero con cierto orden.
Los detalles cuentan
En un ambiente de este tipo, hay muy pocos objetos a la vista. Aquellos que sean los elegidos, deben estar muy bien pensados para lograr comunicar el mensaje que se quiere transmitir. Aunque tomará algo de reflexión, el resultado será muy satisfactorio, pues estos objetos cobrarán aún más importancia sin el desorden ni el exceso de estimulación visual a su alrededor.
Elige una sola paleta de colores
El minimalismo significa orden, y esto aplica también a los colores. Muchos tonos que no están conectados entre sí pueden crear confusión visual, que es tan dañino como el amontonamiento físico. Escoge una paleta de colores y comprométete con ella. Esto no significa que tengas que quedarte en la zona beige o blanco, puedes decantarte por un acento de color que sea armónico con el resto del espacio.
La textura es tu aliada
Mezclar diferentes texturas es una forma ideal para añadir interés visual y movimiento al espacio, sin abandonar el estilo minimalista. Así, tu hogar nunca se verá aburrido.
Deja algo de espacio vacío
En un interior minimalista, el espacio vacío es parte del diseño. Las paredes despejadas y las esquinas libres contribuyen a dar una sensación de ligereza y luminosidad. Por ejemplo, una pared totalmente vacía puede ser muy interesante si la pintas del color correcto y una esquina simple ayuda a resaltar la belleza del suelo.
Simplifica
El minimalismo es simple. Incorpora esto en el diseño de tu hogar, tu decoración y tus unidades de almacenamiento. Asegúrate de tener la funcionalidad en mente al elegir los muebles. Elige objetos decorativos que sean relevantes. Finalmente, simplifica tus sitios de almacenamiento y hazlos fáciles de mantener.
Con información de Decorilla