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Cómo entender y aplicar el principio del yin-yang en tu vida

Julio 15, 2021

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  • Formas de aplicar las enseñanzas del yin-yang sobre el equilibrio

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Seguramente conoces y has visto muchas veces el símbolo del yin-yang, porque hasta en aretes, dijes y camisetas se le puede encontrar; sin embargo, la mayoría de las personas desconoce su significado más profundo.

 

Yin-yang representa el universo que se crea a sí mismo a partir de la energía caótica (Wuji) y la transmuta en orden (Tai Ji). Entonces, el símbolo yin-yang representa la teoría de la creación, que comienza con nada y se transforma en todo.

 

La interdependencia del yin-yang se demuestra por la línea curva que marca los límites entre el blanco y el negro, mientras que en su versión moderna se agregaron los puntos en cada lado, en el color contrario, para representar el potencial de transformación interna. 

 

Entonces, el yin-yang representa un equilibrio dinámico de fuerzas opuestas pero complementarias e interconectadas, conocido como chi. Su principio se basa en que en todos los aspectos del mundo físico hay dualidad. Por lo tanto, también hay un elemento del mundo no físico, lo que no se ve, sino que se percibe y se siente.

 

¿Qué simboliza el yin? Representa la energía de la Tierra arraigada: es receptiva, fresca y oscura; está ligada a la luna, los océanos y la sombra. Está asociado con la energía femenina. Cuando se combina con el yang, tiene el potencial de la vida.

 

Temas Yin:

  • Contemplación
  • Contracción
  • Blandura
  • Quietud
  • Tranquilidad
  • Sombra

 

¿Qué simboliza el yang? Representa el sol: es ligero, expansivo y, a veces, algo imprudente. Está asociado con la energía masculina.

 

Temas Yang:
Acción
Expansión
Crecimiento
Calor
Movimiento
Luz

 

Cómo aplicar el principio del yin-yang en la vida cotidiana

El yin-yang es una antigua filosofía china basada en que el equilibrio es la clave para la prosperidad. Al equilibrar las fuerzas opuestas pero complementarias del yin y el yang en la vida moderna, es posible mejorar la salud y el bienestar en todos los niveles.

 

El concepto de yin-yang es el marco filosófico de la medicina china, donde a todos los órganos se les asigna energía yin y yang. Además, en esta medicina tradicional se considera que ciertas enfermedades son más frecuentes durante las diferentes estaciones, lo que se corresponde con los desequilibrios yin-yang dentro del cuerpo.

 

Muchas facetas de la cultura occidental alteran el equilibrio del yin y el yang, al inclinar la balanza hacia una energía yang más activa. Aquí hay algunas formas de restablecer el equilibrio por el bien de tu salud:

 

Prioriza el descanso

En la sociedad occidental actual, el descanso y el no hacer nada son cosas que suelen ser mal vistas, pues, erróneamente, lo que más se valora es estar siempre ocupados, pues esto se asocia con una mayor productividad.

 

Sin embargo, quedarse despierto hasta tarde y excederse con las horas de trabajo son actividades con mucho peso yang. Cada vez que lo haces, estimulas el sistema nervioso simpático, que acelera más tu energía y perpetúa aún más el desequilibrio.

 

Con el tiempo, demasiada actividad yang interfiere con el reloj biológico del cuerpo o el ritmo circadiano, lo que puede hacerte más susceptible a las enfermedades.

 

Así que deja de creer que está mal descansar, salir del trabajo a tu hora, hacer una pausa o tomarte un día para no hacer absolutamente, porque en realidad todo eso es parte del equilibrio y es necesario para tu bienestar. Nunca subestimes la importancia del descanso para el cuerpo y la mente.

 

Haz ejercicio, pero con medida y adecuado para ti

Hacer ejercicio es una excelente manera de mantenerse saludable. Pero los problemas surgen cuando sacrificas el sueño o el tiempo de ocio para hacer ejercicio. Y también es malo cuando pasas abruptamente de estar sentado frente a una computadora durante horas a hacer un entrenamiento intenso.

 

Estos enfoques más yang del ejercicio son contraproducentes, pues además de un cansancio extremo, pueden ocasionarte lesiones. Así que, lo mejor es moverte un poco durante todo el día (por ejemplo, caminar unos minutos y hacer estiramientos por cada hora que pasas sentado), además de escuchar a tu cuerpo y sus necesidades antes de elegir un ejercicio.

 

Come de forma sencilla, natural y estacional

Las dietas sin grasa, sin azúcar y sin carbohidratos pueden ser muy extremas y limitantes, y pueden llevar a algunas personas a un estado de crisis o estrés. Un enfoque más equilibrado de la dieta es lo mejor, así que evita las dietas restrictivas y los sacrificios imposibles, y mejor empieza a elegir los ingredientes de tus comidas de una forma más inteligente. 

 

Prefiere lo más natural y fresco, lo menos procesado y agrega variedad de alimentos a tus menús al incluir frutas, verduras, cereales integrales, proteína, carbohidratos saludables y, por qué no, un postre o un gusto de vez en cuando. Además, es recomendable elegir frutas y verduras de colores variados para obtener toda la gama de nutrientes, así como preferir los vegetales de temporada, pues además de ser más frescos y ricos, resultan más económicos.

 

Dedica tiempo a las actividades yin a lo largo del día

Las personas viven tan concentradas en hacer un sinfín de cosas, en vivir a prisa y en pensar en sus miles de pendientes (energía yang), que a menudo no se permiten estar realmente en el momento presente; están ahí físicamente, pero su mente anda por cualquier otro lado. 

 

Para encontrar el equilibrio, reserva tiempo en tu agenda diaria para realizar actividades que sean de naturaleza más yin: descansos en el día en los que puedas comer con calma, respirar al aire libre, quizás hasta tomar una siesta, meditar o salir a caminar un poco; y así, con tu ser en paz y equilibrio, podrás volver a centrarte en tus deberes diarios, pero sin estrés, prisas ni preocupación. 

 

Establece una rutina relajante para la noche

Una vez que se pone el sol, puedes priorizar aún más las actividades yin: planifica cenas tranquilas y caseras con verduras de temporada; evita la comida rápida o la comida chatarra por la noche, y no cenes tan tarde ni con prisa. 

 

Cuando oscurezca y se acerque la hora de dormir, apaga o baja la intensidad de las luces y procura apagar los dispositivos electrónicos al menos un par de horas antes de ir a la cama. Practica algunos ejercicios de respiración que te ayuden a relajarte y conciliar el sueño, o sigue alguna meditación guiada para dormir mejor.

 

Adquiere el hábito de tomar baños relajantes por la noche y pensar en tres cosas por las que estás agradecido antes de ir a la cama. Recuerda que la gratitud es la práctica de recibir y, por lo tanto, es muy yin. Terminar el día con gratitud también te ayudará a detener los pensamientos recurrentes, a calmar tu mente y así tener un sueño reparador.

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