Siddharta Gautama, mejor conocido como Buda, nació en el actual Nepal, en una aldea ubicada a las faldas del Himalaya, hace unos 2 mil 600 años. En la tradición budista, este hecho se conmemora con la llegada de la luna llena de mayo (la primera de ellas, en caso de que haya dos).
Conocida como luna de Buda o luna de Vesak, se trata de la cuarta luna llena del calendario lunar chino y recuerda el nacimiento, la iluminación y la muerte de Buda, acontecimientos que, coincidentemente, tuvieron lugar durante la luna llena de mayo, en distintos años. Además, este día representa la promesa que hizo Buda de regresar cada a año a la Tierra para bendecir el mundo, por lo cual, los budistas de todo el mundo celebran esta fecha, ya que la consideran un símbolo de la conciencia pura.
Durante el día de Vesak, la comunidad budista, así como las personas inmersas en el mundo de la espiritualidad, organizan y participan en espectáculos culturales y actividades sobre la vida y las enseñanzas de Buda, y también realizan actos de caridad y altruismo en su honor.
La luna de Buda representa también un momento para generar paz, silencio, un nuevo orden interno y una nueva armonía. Es un tiempo de transformación y renacimiento.
La bendición de la luna de Vesak renueva toda la energía. Esa renovación es renacimiento. Por eso es importante que dediques un tiempo para observarte, contemplar tu aquí y ahora y encontrar ese espacio dentro de ti que está en proceso de transformación, y para identificar todo aquello que necesitas soltar para materializar ese cambio.
La energía de esta celebración crea el ambiente propicio y el tiempo adecuado para soltar emociones viejas y estancadas; para asimilar dolores, tristezas y miedos, para soltarlos y desapegarte de todo aquello que ya no encaja en tu presente, para así liberarte y transformarte desde dentro.
Por esta razón, puedes aprovechar la energía que envuelve a esta fecha para realizar una meditación con la principal intención de deshacerte del lastre del pasado.
Mientras meditas, prepárate mentalmente para dejar ir de tu vida todo lo negativo que te impide ser feliz, para perdonar a quienes te han lastimado, para soltar todo lo que ya no te sirve (dolores, tristezas, miedos, rencores).
Cultiva la aceptación, el perdón y todo lo necesario para impulsar la transformación de tu presente. De esta manera, vas a lograr atraer hacia ti la energía vibrante del plenilunio de Vesak para tener una energía vital renovada, avanzar con amor y compasión y evitar vivir las nuevas experiencias desde viejas actitudes o patrones de conducta. Así honrarás a Buda y a tu propio ser.
Aunque lo más importante a la hora de cerrar ciclos es que tengas la voluntad de hacerlo y que estés dispuesto a perdonar, superar, sanar heridas y dejar el pasado atrás, existen rituales que te pueden ayudar a hacer más tangible ese cierre de ciclos y a darles un mayor simbolismo.
Para realizar este ritual necesitas papel, lápiz y una vela, de preferencia blanca o morada, ya que el blanco simboliza la luz y la pureza y el morado se relaciona con los procesos de transformación y renovación.
Para empezar, cierra los ojos y realiza algunas respiraciones profundas y conscientes. Esto te ayuda a liberar el estrés y las preocupaciones, para mantener tu energía equilibrada durante el ritual.
Enseguida, enciende la vela. Visualiza la llama como una energía que transforma la vibra del lugar en el que te encuentras y que, al mismo tiempo, te protege y te ayuda a centrarte en tu objetivo.
Después, toma la hoja y escribe todo aquello que debes soltar, todo lo que implica un ciclo por cerrar, todo lo que es momento de dejar ir para estar en paz. Es muy importante que seas totalmente honesto contigo mismo mientras escribes.
Al terminar, lee tu lista y, desde lo profundo de tu corazón, libera los sentimientos y emociones que todas esas situaciones te han ocasionado. Déjalos ir, perdona a quien haya que perdonar y a ti mismo. Agradece por lo que se va, por las enseñanzas que te deja y por la transformación de tu presente.
Ahora, quema la hoja y piensa que ese acto simbólico de hacer que el fuego lo consuma representa el cierre de cada uno de esos ciclos y la liberación de las emociones que habían desencadenado en ti hasta ese momento.
Para finalizar el ritual, puedes realizar algunas respiraciones profundas y conscientes. Mientras lo haces, visualiza que todo lo que tenía que irse de esos ciclos que cierras se va en armonía.
Por último, agradece por el proceso que acabas de realizar, por los ciclos que has cerrado y por la oportunidad de continuar con el presente con una energía limpia y renovada.